lunes, 5 de noviembre de 2018

A los Compañeros Papeleros


A los compañeros trabajadores, delegados congresales y dirigentes
Ante un nuevo Congreso Ordinario, quiero hacerles llegar mis deseos de éxito en las deliberaciones y que el resultado de las mismas (políticas) refleje claramente las necesidades de los trabajadores y del pueblo en general.
Después de casi 27 años en la Federación y de haber compartido tantos Congresos y momentos juntos y al no poder estar presente en este importante momento de la historia Sindical en general, quería hacerles llegar estas modestas reflexiones sobre la actual situación, que no difiere mucho a las de los últimos años.
Mi saludo fraterno y un fuerte abrazo para aquellos que compartimos tantos años y que quizás guarden un buen recuerdo mío.

LOS TRABAJADORES COMO VARIABLE DEL AJUSTE
"Si se observa el panorama de la República se ven perfectamente divididos los dos bandos, que, naturalmente, surgen de nuestra lucha por la consecución de un futuro mejor para los trabajadores. De un lado está claramente determinada la oligarquía que se había entronizado en el país durante tantos años, esa oligarquía que había conseguido explotar en el país todo lo explotable, y había llegado en sus extremos de explotación hasta explotar la miseria, la ignorancia y la desgracia de nuestra clase trabajadora. Esos hombres que jamás tuvieron escrúpulos ni frente a la desgracia, ni frente al dolor, ni frente al sacrificio de nuestras masas, se sienten hoy humanizados por un sentido de democracia que nunca sintieron sino para provecho. Así como antes la oligarquía explotó esa democracia en su provecho con la secuela de fraudes, coimas y negociados de que está llena nuestra historia política; así como explotó a la democracia en su provecho y en perjuicio de la clase trabajadora, hoy pretende levantar la bandera de la democracia que no siente, para servir a sus futuros intereses políticos, que han de transformarse, como siempre, en pesos y más pesos succionados a los pobres trabajadores, que son los que menos tienen, pero son los más capacitados para trabajar, para sufrir y para producir. Juan Domingo Perón"

Es indudable que como dirigentes les toca vivir un momento histórico y trascendente, donde el destino, no sólo de la institución gremial que los agrupa, sino de las Instituciones de la Republica están en peligro, como quizás nunca antes. El actual gobierno no ha detenido su acción contra los trabajadores y sus organizaciones, por todos los medios están tratando de debilitarlos y doblegarlos. La responsabilidad es mucha y deberán estar a la altura de los acontecimientos sociales, políticos y económicos que la hora les demanda.
Estamos viviendo en un contexto internacional desfavorable para la clase trabajadora, tanto en Europa como en América y mucho más ante el triunfo de la extrema derecha en Brasil, donde Bolsonaro pondrá en marcha un nacionalismo al estilo Trump, poniendo en riesgo la viabilidad del Mercosur e incidirá directamente en nuestro País. El capitalismo comandado por la derecha – nacional se ha apoderado de gran parte del mundo y está mostrando su lado más cruel, suprimiendo derechos, aumentando las desigualdades y los niveles de concentración de la riqueza.
En nuestro país el Gobierno ha producido un pronunciado deterioro de las condiciones económicas y sociales de los trabajadores y el pueblo en general. Aquí no hay errores, equivocaciones o negligencia, a esto vinieron y lo están llevando a cabo sin miramientos. El Gobierno ha elegido a los trabajadores y jubilados como una de las principales variables del ajuste. Uno de sus objetivos es pulverizar los derechos adquiridos de los trabajadores. Desde diciembre de 2015 hasta la fecha las condiciones laborales en Argentina se han deteriorado y continuarían haciéndolo. El salario real profundizará su caída de acuerdo a los resultados de las negociaciones salariales y las proyecciones de inflación. La composición del empleo seguirá deteriorándose en la medida que las políticas económicas no apoyen a los sectores con trabajo de mayor calidad. La informalidad continuará aumentando. De hecho, probablemente, con la reforma laboral se legalicen formas de contratación precarias.
Está visto que las organizaciones gremiales – exceptuando aquellas que siempre han sido oficialistas - son el principal escollo que tiene el Gobierno para aplicar sus políticas. Para ello están empeñados en desmantelar toda forma de resistencia de las clases populares, y entre esas formas muy especialmente la resistencia de los sindicatos. En el marco de la agresión del capitalismo neoliberal contra “la resistencia”, se ha instaurado la mala imagen de los sindicatos en la sociedad. Hay que estar ciego para no ver que, más allá de hechos o conductas reprobables de algunos de sus miembros; más allá de errores o carencias, tal campaña guarda relación directa con el hecho de que los sindicatos constituyen el principal obstáculo frente al desarrollo de las políticas en curso, cuyo fondo, es desmantelar el modelo social y gremial construido por Juan Domingo Perón. También en este contexto se sitúa la represión policial y judicial contra los sindicalistas y oposición por parte del Gobierno, que ha recurrido sin dudarlo a métodos que difícilmente se compadecen con el sistema democrático. Se ha producido un sistemático ataque contra los sindicatos, con participación de funcionarios, jueces, fiscales y poderosos medios de comunicación.  Condena mediática.
Ante tantos ataques a la clase trabajadora y a los sectores más vulnerables de la sociedad, se hace necesario que los dirigentes gremiales estén a la altura de la circunstancias, poniéndose al frente de los reclamos y en defensa de los derechos adquiridos, deben terminar los cabildeos y los mezquinos intereses personales o sectoriales. El recambio de dirigentes ha comenzado y es necesario profundizarlo para crear confianza en todos los trabajadores y en la sociedad en general, como así también definir claramente qué modelo de País se quiere. Hoy las bases se están moviendo y reclamando, si los dirigentes no se ponen a la cabeza de esos reclamos, estas los pasaran por encima. Si no cumplen con las demandas otros ocuparan su lugar.
Se han comenzado nuevamente desde los medios de comunicación y asociaciones empresarias (conclave de Idea), para reinstaurar en agenda y fogoneada por el gobierno, la “reforma del modelo vigente de relaciones laborales” o sea la flexibilización laboral, reduciendo el ámbito y contenido de la negociación colectiva. El argumento que esgrimen es que el alto “costo laboral” impide el crecimiento de la empresa y frenan el ingreso de inversiones. Arguyen la necesidad de la libre contratación de personal con menos impuestos y cargas sociales, flexibilizar y facilitar la contratación, período de prueba, contratos de plazo fijo flexible, negociar productividad, y acordar diferentes salarios y condiciones de trabajo por empresa y región. Lo extraño que los empresarios no hablaron de los aumentos desmedidos en los servicios, las tasas de interés exorbitantes o las importaciones. El problema siempre son los trabajadores.
Ante esta nueva arremetida, se hace imprescindible defender las negociaciones colectivas como único instrumento para unir demandas y expectativas laborales comunes. No se debe perder ni negociar los derechos adquiridos. Se debe revalorizar al trabajador como ser humano y no como simple herramienta de trabajo.
El sindicalismo no podrá superar la actual situación si actúa en forma defensiva, sino ofensivamente, no debe ser el furgón de cola de ningún gobierno, políticos o empresarios ni dejarles la iniciativa, continuamente se debe generar y aportar alternativas e ideas, que ellos llenen su tiempo pensando o resolviendo nuestras propuestas y no nosotros las de ellos.
En cada etapa el sindicalismo tuvo dos caras que se vuelven a expresar en esta hora de la Patria. Este es el momento crucial para decidir con cuál de esas caras se va a estar. Recordemos la historia más reciente de la Federación del Papel integrando el MTA y haciendo frente a la aplicación de políticas neoliberales, como ahora, pero con Menem. Hoy la realidad los pone ante una nueva disyuntiva para decidir de qué lado estar.
En estas ocasiones la unidad debe estar por encima de las diferencias ideológicas y defender los intereses globales de los “trabajadores en general”.  Es necesaria la unidad del Movimiento Obrero (columna vertebral del Movimiento), y detrás de ellos se sumaran las organizaciones sociales, los marginados, jubilados, empresarios nacionales, científicos o sea todo el campo nacional y popular, porque la clase política - hasta ahora y exceptuando honrosas excepciones - no está a la altura de las circunstancias que está viviendo el pueblo.
La sociedad que está en contra de este modelo económico, que le ha quitado a los que menos tienen para darles a un reducido grupo de los que más tiene, cree que la dirigencia sindical unida puede ser el faro que los guie para combatir estas políticas.

Con el afecto de siempre y el recuerdo permanente.
Daniel Fernández
Noviembre 2018


No hay comentarios:

SON MUY PELIGROSOS

    Mientras estos personajes fanfarrones, patéticos y cobardes se disfrazan para jugar a la guerra y a los soldaditos, creen que todo es co...