Veo a compañeros que por las redes y
en algún que otro medio que aún quedan sin ser oficialista expresar su indignación
a la forma y a las medidas que está tomando el nuevo gobierno a poco días de
haber asumido, donde el presidente ha emitido una inusitada cantidad de decretos
y decretos de “necesidad y urgencia” (la mayoría no tan necesarios y menos
urgentes) como si no existiera el parlamento. No se deben indignar ni
sorprender, lo que hace es tomar el poder y ejercerlo a como dé lugar. Su
objetivo es desmantelar todo lo construido política, económica y socialmente
por el kirchnerismo, porque ideológicamente piensa totalmente distinto y cumple
con el mandato de su electorado (PRO) y de quienes lo financiaron, esto está
muy claro. También Macri eligió a Cristina para confrontar, como en su momento
Cristina eligió a Macri para confrontarlo. Ahora el fantasma de Fernando de la
Rúa lo desvela al presidente Macri, se ha propuesto exhibir desde un primer
momento mano firme en el ejercicio del poder (el convencido convence, los
inseguros golpean). La diferencia está en los métodos que eligió, especialmente
cuando su campaña se basó en la exaltación del dialogo democrático, en
restablecer la calidad democrática, la unión nacional y en declamar la
necesidad de respeto a las instituciones de la república y a la constitución,
en honor a su palabra hubiera llamado al congreso a sesiones extraordinarias
para tratar las modificaciones propuestas. Aquí está la clave de las críticas,
las cosas que dijo como candidato y lo que hace como Presidente. Macri, cuando
se presentó a elecciones sabía que de ganar debería lidiar con un congreso
desfavorable, debía prepararse para ello y subordinarse al juego de la
democracia y no gobernar por medio de Decretos y DNU como lo hicieron los
gobiernos de factos. Todos los presidentes desde Alfonsín hasta Cristina
Fernández llamaron a extraordinarias. Es indudable que tienen todo el derecho a
gobernar, pero en la manera que lo está haciendo yendo en contra de sus dichos.
El haber tildado de dictadura o autoritario al anterior gobierno con lo que
está haciendo este, es quedar – al menos - en ridículo. Igualmente a nadie le
debe sorprender la metodología y el objetivo, lo que no quiere decir que uno no
deje de estar en desacuerdo. El camino elegido por Macri no repara en los
costos políticos dado que goza de un crédito mediático que parece interminable.
“Conducir,
no es como muchos creen, mandar. Conducir es distinto a mandar. Mandar es
obligar; conducir es persuadir, y al hombre siempre es mejor persuadirlo que
obligarlo” (Juan Domingo Perón).
Lo que si sorprende, son aquellos
que lo votaron y que no son Macristas (el caudal de votos de Macri es sólo del
24,28% al 51, 34% que saco) y avalan todo lo que está haciendo. Esos que antes
eran oposición y se desgarraban las vestiduras reclamando por el
republicanismo, las instituciones, el respeto por la constitución, la
independencia de poderes, por la libertad de prensa (aunque podían decir y
publicar las cosas más terribles – TN ni el 13 desaparecieron en 12 años y
6,7,8 en sólo 15 lo sacaron del aire), que no había libertad, que era una
dictadura (estos no sufrieron en carne propia lo que fue la dictadura asesina o
les fue indiferente lo que pasaba), reclamaban la renuncia del Boudou y algunos
funcionarios procesados, pero votaron a un presidente que cuenta con 24
procesos, al igual que algunos de sus funcionarios (más que antecedentes tienen
prontuario), pero ahora no dicen nada cuando se está violentando la
constitución, incluso lo justifican porque hay que “eliminar” todo vestigio de kirchnerismo
y sobre los procesos, no los tienen en cuenta, como así también la trayectoria
de algunos funcionarios que perjudicaron al País (en el megacanje). El
consenso, el dialogo, la revolución de la alegría, la dejan sólo para los que
piensan igual, a los demás, el 49% de la población que piensa distinto lo
borran del mapa. Son los mismos que aceptan indiferentes que las leyes votadas por
el Congreso Nacional sean modificadas, suspendidas o cambiadas por decretos,
literalmente pasadas por arriba como si tal cosa. En lo económico queda demodé decir
que es por la herencia, los propios dichos del Ministro de Hacienda Prat Gay
dan por tierra ese argumento: “La Argentina está en buenas
condiciones; nos dejan una herencia complicada, pero no se puede comparar con
ningún otro momento de la historia”. Tampoco
reaccionan cuando se pretende imponer jueces de la corte suprema por decreto
para que avalen todos los decretos firmados (Ni pensar el escándalo si lo
hubiera hecho Cristina). Dicen no querer una justicia o una corte Macrista,
pero no la necesitan dado que en la justicia los jueces en su gran mayoría son
conservadores, que respondieron históricamente a las poderosas corporaciones
que hoy cogobiernan, se hace evidente con sus últimos fallos a favor de Macri y
su gobierno. Igualmente la justicia en este País siempre fue complaciente del
“poder” de turno, ahora cuando lo pierden los persiguen. Hacen silencio cuando
intentan, por medio de cualquier artilugio, hacer renunciar o sacar a
funcionarios que cuentan con estabilidad establecida por leyes, cuando nombran a
una persona de su partido en el Banco Central sin ningún reparo, cuando antes
demandaban enérgicamente que ese cargo debía ser independiente del gobierno. Nombran
como Secretaria
de Ética Pública, Transparencia y Lucha contra la Corrupción a “Laura
Alonso” de fuerte relación con los Fondos Buitres, modificando por decreto la
reglamentación de dicho organismo, dado que necesitaba ser abogada para ocupar
ese cargo y ella no lo es, de ética poco y nada. Intentan arreglar como sea con
los fondos Buitres y volver a endeudarnos.
No reaccionan de igual forma que
antes ahora que tienen el monopolio de la información (privada y pública). Macri
dijo que no usara la cadena nacional, porque sabe que no la necesita dado que tiene
a todos los medios a su favor y los que faltan son cohesionados para que lo hagan
por medio de la pauta publicitaria. Les parece bien que se le entregue a Clarín
el manejo de los medios de comunicación del Estado en recompensa de la
cobertura mediática y que se le allane el camino (modificando la Ley de Medios)
para que amplíen su condición dominante. Ocultan las noticias de la oposición o
perjudiciales al gobierno. Noticia que no se publica, noticia que no existe. Además
es evidente la alianza justicia-clarín–monopolios-derecha, el sueño de Joseph
Goebbels hecho realidad. Pensar que antes decían que se querían quedar con
todos los medios de comunicación. Que disparidad de criterio para evaluar los
hechos.
Les parece coherente que se
transfiera 120.000 millones de pesos a unos pocos privilegiados (exportadores y
“campo” - SRA) y que se les niegue darles un bono de fin de año a los empleados
estatales después de la pérdida de los salarios tras las medidas de devaluación
que tomaron. Que se les dé una suma de $ 400 por única vez (tan sólo $3.300
millones) sólo a las jubilaciones mínimas, AUH por el “deslizamiento de
precios”, más que deslizamiento fue un alud de aumentos, comúnmente llamado inflación,
esta suma fue para tener calmados a los estamentos más pobres para las fiestas.
Les pasa inadvertido que no se tomen medidas para retrotraer los aumentos tras
el abuso de los formadores de precios después del anuncio de que iban a
devaluar. Ni los aumentos ni la devaluación terminan aquí, se vienen más. Ven
bien que se reprima al que pide trabajo, más allá si está bien o no la forma de
hacerlo y que se le de prioridad a la libertad de transitar. Justifican que se
confeccione un protocolo para reprimir las protestas. Se pretende hacer un
pacto social para anular o condicionar las paritarias y no dar el aumento
necesario para recuperar el poder adquisitivo de los salarios. Les da igual que
se extorsione a los trabajadores para que opten entre el achatamiento de los salarios
o despidos. Los usuarios volveremos a financiar las obras de las empresas
privadas de servicios públicos con aumentos y quita de subsidios en lugar que
estas inviertan en obras y cuando den un servicio eficiente cobren por él. La
realidad es que están transfiriendo el manejo del Estado al “mercado”,
beneficiando a unos pocos, ricos y mezquinos.
En política exterior se busca
ingresar al ALCA y a la Alianza del Pacifico, lo que significa ponerse bajo los
designios de los Estados Unidos y darle la espalda al MERCOSUR. En cultura la
apuesta es diametralmente opuesta a lo que venía siendo y se busca bajar la
inversión, o sea para ellos “el gasto”. De igual forma se pretende hacer en
Educación. En fin: el republicanismo, la constitucionalidad, la defensa de las
instituciones, independencia de poderes, la independencia de la justicia, la
independencia del Banco Central, que tanto exigían antes, quedo relegado y pisoteado.
Hablan con todos sus aliados y algunos opositores, en muestra de buscar el diálogo
y consenso, pero después hacen lo que ellos quieren y sin consultarlo. Ya
muchos de sus aliados comenzaron a criticar sus medidas y no encuentran como defendedlo. Incluso estas acciones dejan al anterior gobierno como más
democrático y defensor de las instituciones que este nuevo gobierno – ex
republicano - con viejas reminiscencias. Pero el fin justifica los medios.
Respeto, aunque no comparto,
aquellos que defienden este modelo desde una concepción ideológica, que se
manifiestan de derecha o neo liberales, pero no a ese sector social que se tilda
de progre, pero tiene este doble estándar o discurso para evaluar los hechos,
que tiene una visión interesada o parcial de las cosas según su conveniencia,
siempre posan su mirada sobre lo que ellos suponen que es malo de los otros,
pero nunca sobre sus propias miserias. Ese sector que antes no toleraba nada y
hoy tolera todo, hay que darle tiempo. Es evidente que tienen una cuestión de
piel con lo que representa el peronismo y el movimiento popular. Esto es
interponer los intereses personales a los de una Nación.
Antes que asumieran pensaba que
iban a ir de apoco aplicando estas medidas hasta consolidar el poder y el apoyo
“popular”, pero no me sorprende para nada esta toma del poder avasallante de la
derecha conservadora, neo liberal y modernizada de este País, son lo de siempre
y “van por todo”, cosa que no han
hecho o no han podido los gobiernos “progresistas”. Lo más lamentable es que el
pueblo trabajador lo sabía, no fue como con la primera elección de Menem,
dijeron lo que iban hacer y una fracción del pueblo compro, creyendo que se
liberaban del “yugo” de Cristina. Otros ilusos apostaron a un cambio de forma y
no de fondo, pero todo es al revés, no cambio la forma y si el fondo. En 1995 intentaron
liberarse de Perón y del peronismo, incluso llegaron a prohibir nombrarlo por
decreto, pero siguió volviendo cada vez con más fuerza, como decía el general
Perón, “No es que nosotros hayamos sido buenos. Sino que los que vinieron
después fueron tan malos que nos dejaron como buenos a nosotros”.
Por mi forma de pensar estoy a las
antípodas de este proyecto de País que tiene este gobierno, de lo que pretende
hacer en los social, económico, político y cultural y no veo mal que marquemos
las diferencias, que critiquemos las medidas, que protestemos, que activemos la
militancia, ganemos la calle en defensa de una justa distribución de las
riquezas y de los intereses nacionales y populares, como ha sido tradición en
nuestro movimiento, porque es el juego democrático y sabemos cómo defender la
democracia, dado que los peronistas fuimos los perseguidos, censurados,
prohibidos, encarcelados, torturados, asesinados, exiliados y proscriptos. Pero
sorpresa ninguna, son lo que son y hacen lo que vinieron hacer.
Antes, cuando uno era joven,
sostenía – como un eslogan - que el pueblo nunca se equivocaba, pasado los años
creo contundentemente que el pueblo se equivoca y en ocasiones hasta se
suicida. No sólo en nuestro País, sino en distintos puntos del mundo vemos que
poblaciones votan opciones impresentables, opciones de derecha conservadoras
que no tienen otro objetivo que afianzar la dependencia y las riquezas de unos
pocos en desmedro de la mayoría. Pueblos emergentes o pobres (el viejo tercer
mundo) los vemos votando a poderosos terratenientes, empresarios o emisarios de
potencias creyendo en el discurso de que ellos les van a dar trabajo y
bienestar, traerán inversiones y van a crecer, además como tienen plata no van
a robar, pero no hacen otra cosa que hundirlos más en la pobreza y la
explotación, ampliar más las diferencias de las clases sociales, ordenan la economía
para unos pocos, desocupación y trabajo mal remunerado para la mayoría. Pero a
pesar de todo ello igual los votan. Rara cosa de la mente humana, prefieren vender
su libertar y estima a la seguridad del sometimiento.
La historia latinoamericana nos
marca que nuestros países estuvieron el mayor tiempo gobernados por una elite
conservadora oligárquica o por “gerentes” puestos por empresas o grupos multinacionales,
siempre apoyados y custodiados por las potencias imperialistas (EE.UU o
Inglaterra). En raras excepciones llegaron al gobierno los sectores populares,
que por lo general eran derrocados por violentos y sangrientos golpes militares,
se reprimían a las masas populares y se les arrebataban las conquistas. Después
de los años 80, dejaron de usar a los militares para dominar a los países por
medio del dinero (préstamos y deudas), administrados por los organismos
financieros internacionales (FMI – BM – Organización Mundial de Comercio y la
frutilla del postre los “Fondos Buitres”). Tras el desprestigio de estos,
asumieron el control directo las multinacionales imponiendo condiciones a los
países, eso sí siempre con el aval de los gobiernos de las potencias del cual
forman parte. Esta realidad es insoslayable, cualquiera que se haya interesado
en leer un poco de historia puede corroborar esto. Como así también es
insoslayable el atraso social y económico en que sumergieron a nuestros países,
la injusta distribución de las riquezas, las diferencias obscenas entre ricos y
pobres, el deterioro de las condiciones de trabajo y el mal cuidado del medio
ambiente en beneficio de ganancias de las empresas. Históricamente la lucha fue
dependencia y liberación. La liberación fue la excepción y la dependencia la
constante.
Últimamente había escrito que para
cambiar la matriz de este país hacía falta una revolución (democratizar la justicia,
reforma agro-ganadera, ley anti monopolios, reforma financieras y reforma
fiscal, entre otras) y hoy, con este panorama, sigo más convencido.
Héctor Daniel Fernández
Enero 2016
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