La sociedad actual está llena de prejuicios y contradicciones.
Esta es la sociedad que construimos aquellos que en nuestra juventud pensábamos en una sociedad más justa y solidaria. Queríamos la transformación de las estructuras sociales, de las instituciones; además de una profunda y radical transformación de los hombres, de su conciencia, costumbres, valores y hábitos, de sus relaciones sociales, lo que se llamó el “Hombre Nuevo”. El centro era el ser humano y la solidaridad. Se luchaba por ideales que dieran lógica a la vida, había esperanza y fe, había valores includicables y porque luchar, y se creía en un futuro mejor para todos. Los acontecimientos en el mundo llevaban hacia una lucha contra el sistema del poder imperante. Lamentablemente no lo logramos.
Es evidente que fallamos: después de la caída del muro y la desaparición
del estado de bienestar, la sociedad de hoy ha experimentado profundos cambios,
el comportamiento social ha sufrido una degradación que nos debe preocupar. Nos
hemos convertido en una sociedad individualista, intolerante, hipócrita,
racista y violenta. La única verdad es la nuestra, el único reclamo valedero es
el nuestro. Se ha perdido el respeto por el otro, por las leyes y normas, y sobre
todo, el bien común. Sólo impera la ley del más fuerte y el sálvese quien
pueda. La ética y el valor de la palabra son cosas del pasado. Transformaron la
cultura, nos llevaron de la cultura de la solidaridad a la del individualismo,
somos nosotros sobre todos los demás, todo se mide con la vara de lo que nos
beneficia o perjudica personalmente sin evaluar el conjunto, dejamos de lado
los ideales para aferrarnos a la cultura del materialismo.
Nuestra sociedad actual está llena de
prejuicios y contradicciones que no reconoce o trata de justificar, para
mencionar algunas de ellas: la mayoría viene de los inmigrantes pero rechazan y
demuestran su xenofobia a los inmigrantes de hoy, “latinoamericanos”. Se
educaron en las escuelas y universidades públicas pero no ven mal arancelarla.
La clase medias, despotrican y critican a los pobres, a los “negros” planeros,
a los piqueteros y a los cartoneros. Los pobres despotrican y rechazan a los
marginales o planeros. Las clases altas y terratenientes, o sea un porcentaje
muy pequeño de la sociedad, alienta estas peleas de pobres contra pobres, para
que nadie se detenga en reclamar una mejor distribución de la riqueza. Muchos
están de acuerdo en ajustar el gasto público, mientras que por otro lado
reclaman aumentar la inversión en obra pública, en educación y salud. Están en
contra de los piquetes de los pobres, pero apoyan los cortes de rutas
(piquetes) de los grandes productores agropecuarios “el campo”. Quieren un
Estado como en Noruega o Finlandia, pero no quieren pagar impuestos como ellos.
Miran con admiración a EE.UU, pero están en contra de las leyes anti
monopolios, concentración de medios, trabas a las importaciones o sistema
recaudatorio.
Ahora: tan sólo el 10% de la población
argentina concentró el 58% de la riqueza total de los hogares. De las 16
familias más ricas del país, 12 tienen empresas en paraísos fiscales. De esta
forma, ocultan sus fortunas y evaden impuestos impositivos. En 2020 la fortuna
de las familias más ricas del país se incrementó en un 6,3%, mientras que en
2021 el promedio fue del 22,4%. El patrimonio comercial declarado de estos
asciende a más de 36 mil millones de dólares. Pese a este crecimiento, varios
de ellos se negaron a pagar el impuesto a las grandes fortunas durante 2021.
El Potenciar Trabajo (Planes) tiene recursos
para el corriente año aplicar 1,7 % del total del presupuesto. Las principales
empresas serán beneficiadas con distintos descuentos tributarios, del 2,6 % del
Producto Interno Bruto (PIB) y es 5,6 veces más que el presupuesto del Potenciar
Trabajo.
Como
sociedad nos gusta criticar a unos y a otros, de echarles la culpa siempre a
los demás, de reclamarle soluciones a cualquiera que se nos cruce, ahora que hicimos nosotros para cambiar
esta realidad. Hay un 10% de personas muy ricas, un 40% de pobres y 9% de
indigentes. Si se repartiera mejor la riqueza, no tendríamos muchos de los
problemas de hoy.
El debate
político en la Argentina y de la mayoría de sus líderes, es superficial y
escaso; es más un cruce de chicanas que aporta a la confusión social. El fin es
no discutir lo esencial e importantes, porque un debate político profundo y que
busque generar consensos afectaría intereses de aquellos que hoy tienen el
poder económico real.
CONTRADICCIONES Y LOS CANDIDATOS
Un
ejemplo de ellos es que hoy tenemos por un lado al candidato Sergio T. Massa: alguien
formado ideológicamente en la UCD, de Alvaro Alzogaray, o sea, la derecha
liberal y conservadora, hoy es candidato de Unión por la Patria, donde “teóricamente”
está el núcleo de lo llamado nacional y popular. Lo contradictorio es que de la
derecha paso a ser candidato de la coalición popular.
Por
el otro lado tenemos a Patricia Bullrich, viene de una familia aristocrática
tradicional, que en su juventud quiso darse una baño popular e íntegro la
organización revolucionaria Montoneros. Con el devenir de los años solo le
quedo de ella, la violencia. De la izquierda peronista revolucionaria, y tras
el paso por todos los partidos políticos posibles, paso a ser hoy, la candidata
más de derecha de su coalición.
Horacio
Rodríguez Larreta, al igual que Diego Santilli, viene del Partido Justicialista
de Capital. Larreta en 1999, fue jefe de campaña de la candidatura a
vicepresidente de Ortega junto al asesor Sergio T. Massa y parte de la
comisión social de la campaña presidencial del gobernador de Buenos Aires,
Eduardo Duhalde. Perdiendo las elecciones ante la fórmula de la Alianza,
Fernando de la Rúa-Carlos Álvarez.
Todos
ellos viven cumpliendo funciones públicas de hace años.
Daniel Fernández
Julio 2023
1 comentario:
Daniel, olvidaste entre los candidatos de mencionar a Grabois.
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