Nuestro País ha superado los
100.000 muertos a causa del Covid 19, pandemia que asola el mundo.
Dirigentes de la oposición, medios
de comunicación, comunicadores y “opinologos”, hipócritamente poniendo su mejor
cara de preocupación, exhiben esta cifra, pero interiormente la festejan,
porque es lo que buscaron desde que las encuestas (2020) de opinión le dieron
al Presidente de la Nación el 80% de aceptación por el manejo de la pandemia. Recientemente
ha hecho repugnantes comparaciones con los desaparecidos o con nuestros muertos
en Malvinas. Fueron ellos los que estimularon la desobediencia, convocaron a marchas
en pleno pico de contagios, estimulaban el incumplimiento de las medidas de
prevención, quemaron barbijos, como en su momento atacaron las vacunas e
inventaron efectos irreales, los que dijeron que era veneno, privilegiaban la
economía a la salud: “que se muera el que se tenga que morir”, que el virus era
sólo una gripe un poco más grave. Posteriormente dijeron que las vacunas no
llegaban creando incertidumbre y preocupación en la población. Buscaron generar
un caos sanitario para usarlo políticamente, como lo están haciendo, con total
desprecio a la vida. Como no pudieron derrumbar con las medidas sanitarias y no
hubo saturación del sistema de salud, apelan a los muertos, su especialidad. La
oposición sabe mucho de usar a los muertos, sabe hacer necro-política, así llegaron
a la ciudad con Cromañon y a la Nación con Nisman.
Daniel Fernández
Julio 2021
1 comentario:
Aunque parezca parte de una broma macabra, el filósofo Capusotto dice más o menos que estos tipos odian al país del que son dueños. Es así nomás. Desde que llegaron a estas tierras (sus antepasados) o desde que nacieron en ese ámbito de repulsión por los que los enriquecían con su trabajo, (gente menor, indios, peones, gauchos, inmigrantes pobres), todos estos fueron sólo el medio desagradable que “soportaron” para mantener y conseguir sus privilegios. Son el populacho mano de obra despreciable (y encima con pretensión de tener derechos) para todo lo que no sea poner el sudor o el intelecto a su servicio. Pero nada valen por sí solos. Valen en tanto les sean útiles, se sometan, los voten, y no jodan con querer participar de la torta. Humildemente creo que es la respuesta a la pregunta implícita que antecede a la cuestión que tan crudamente describís. En sus comparaciones cínicas les faltó decir que los muertos por la pandemia eran tantos como los “salvajes que tuvimos que sacrificar en aras a la civilización”, con cara de tristeza y comunión el domingo. Así serían “víctimas” rescatables y podrían usarlas. Indios, obreros fusilados, bombardeos a civiles, Desaparecidos, Malvinas, son episodios de una historia en la que por designio “divino” o “civilizatorio” los odiadores crónicos son los únicos buenos. Y hoy lo siguen usando sin que haya tronado el escarmiento. Y estoy hablando de las urnas, del voto popular para desbaratar para siempre esta lacra. Un abrazo. Juan Carlos.
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