Reflexionando sobre lo que dijo
Cristina en la presentación de su libro, podemos decir que ha dejado bastante
para pensar y analizar, además de lo interesante desde lo político, como
siempre. Primero rescatar que ha ocupado - una vez más el centro de la escena -
si en algún momento dejo ese centro. Este Gobierno y sus acólitos de la
justicia y la prensa, con sus políticas y medidas, siempre la han tenido
presente, como decía el general Perón, “No es que nosotros seamos tan buenos,
sino que los demás son peores”.
Sobre lo que hablo, quiero rescatar
un par de cosas como señales, “Podemos construir algo diferente a todo”,
“necesitamos un contrato social entre todos, con metas concretas y
verificables”, y rescato especialmente cuando se refirió a Perón cuando hablo
por radio, creo, que en todo ello nos está dando una pista, que estaría dispuesta
a ser candidata si todos los sectores se comprometen a trabajar por la unidad
de los argentinos y a acordar un nuevo contrato social, pero que si algún sector
no cumple, como amenazo Perón, en su momento (12 de junio 1974), ella no se
presenta o renuncia.
Recordemos a Perón, el de la Unidad
Nacional, es aquel que vino a unir a los argentinos, el león herbívoro, el que
venía descarnado, sin piel, sin odios ni revanchismos a cumplir el sueño de
millones de argentinos. Salvando las distancias, creo que Cristina esta en ese
camino y ha generado la esperanza en millones de argentinos. Esta haciendo todo
lo necesario para ganar.
Lo que no podemos dejar de desconocer
es la persecución del Gobierno, el Poder Judicial y mediático adicto, que no le
interesa “la justicia” ni la “verdad”, sino sólo buscan la condena mediática y
popular, para evitar que pueda volver a ser presidenta, algo similar a lo que ocurrió
con Lula en Brasil, condenado tan sólo por “presunción”, no por pruebas
concretas. Hay un sector de la gente que avala estos procedimientos como en las
dictaduras y propicia el linchamiento público. Repiten y condenan por lo que
les dicen, no quieren que exista el pleno estado de derecho para los “opositores”.
Nada más vergonzoso e indecoroso que el reciente apriete a la Corte Suprema y
el recular “en ojotas” de esta.
Dado la grave situación en que
quedara el País, tanto en lo económico como en lo social, además de una deuda
externa impagable y los exorbitantes vencimientos de dicha deuda, que
condiciona el futuro y pone en jaque a nuestra soberanía económica y política,
se hace necesario un gobierno de unidad y una solida coalición, para poder ir
solucionando los graves problemas que heredaran. Un amplio sector de la
sociedad reclama a los dirigentes de la oposición unidad (unidad programática),
el abandono de la soberbia, de sus egos y ambiciones personales, y trabajar por
el bien del pueblo.
Ahora, la sociedad también deberá
hacer su sacrificio, calmar su ansiedad y trabajar en pos de esa unidad, lo que
no significa que abandonen sus ideologías, sino que deberá deponer – también - su
egoísmo, individualismo, rencor, agresividad e intolerancia. Pensar en el
bienestar común antes que el personal, dejar de lado las chicanas e insultos al
que piensa distinto y debatir principios y proyectos. Dejar de alimentarse del rencor
y violencia que nos bombardean a diario los profetas del odio, aquellos que
hacen “periodismo de guerra”, los Gómez Fuente de ahora (vamos ganando la
guerra y así terminamos), esos que mienten y llenan nuestro corazones de resentimiento
y revanchismo para beneficiar solo al sector social más poderoso en detrimento
de la mayoría del pueblo. Su lema es "divide y reinarás".
Lo que está por venir será muy
difícil, la alianza neoliberal que hoy nos gobierna (círculo rojo - poder
judicial y mediático) arrojaran toneladas de estiércol como nunca se ha visto y
se pueda imaginar, trataran de hacer el país ingobernable. Lo correrán por
izquierda o por derecha. Es por ello que se necesitara fortaleza en conducción,
unidad de concepción, firmeza en la acción y movilización contante.
Resentidos, rencorosos y odiadores
los hubo siempre, y los seguirá habiendo, es esa porción de la sociedad, que no
precisamente es el rico o de la alta sociedad, sino que está mezclado en la
clase media o baja, que denigra, ofende y estigmatiza al otro – quizás - de su
misma condición social, por pensar diferente, por ser diferente, por ser
inmigrante, al empobrecido o al indigente.
Este sistema
que pone a pobres contra pobres hace que odies a un cartonero, a uno que tiene
un plan social o una asignación por hijo, “creyendo” que vive de arriba y votes
a un rico, que evade impuestos, para que sea presidente...
El sistema que pone a pobres contra pobres hace que odies a un inmigrante boliviano, peruano, paraguayo o chileno y hace que los culpes de la inseguridad y de la falta de trabajo. Mientras que el mismo sistema, toma medidas económicas para sumar desocupados y hacer caer el poder adquisitivo de los salarios para bajar el costo laboral, cierra empresas y comercios, abre importaciones y dándole trabajo a los de afuera. El sistema que pone a pobres contra pobres, hace que un trabajador reprima a otro trabajador para defender a ricos que evaden, roban y se llevan la plata afuera del País.
El sistema que pone a pobres contra pobres hace que odies a un inmigrante boliviano, peruano, paraguayo o chileno y hace que los culpes de la inseguridad y de la falta de trabajo. Mientras que el mismo sistema, toma medidas económicas para sumar desocupados y hacer caer el poder adquisitivo de los salarios para bajar el costo laboral, cierra empresas y comercios, abre importaciones y dándole trabajo a los de afuera. El sistema que pone a pobres contra pobres, hace que un trabajador reprima a otro trabajador para defender a ricos que evaden, roban y se llevan la plata afuera del País.
Esta es una vieja receta de la derecha,
que en cada ciclo se renueva. Los neoliberales buscan instalar la discordia en
el seno de los sectores popular, abocándolos más cuestiones de moral y
disciplina (orden, autoridad, trabajo, mérito, moralidad, familia) que sobre la
necesidad de un trabajo decente y un salario justo que le permita vivir
dignamente y escalar socialmente. Mientras el Gobierno de Macri y sus aliados, ofrecen
abundantes negocios y rebajas fiscales a los amigos ricos, a los trabajadores,
a los humildes y marginados, les ofrecen la vuelta al orden, luchar contra la
corrupción, al esfuerzo, paciencia, trabajo precario, un futuro mejor que nunca
llega o la revolución de la alegría, en concreto nada que nos pueda hacer vivir
mejor. Para ellos es normal manipular al trabajador y las clases medias, unas
veces contra los “privilegiados” empleados con convenios colectivos de trabajo,
sindicatos y “regímenes especiales”; otras contra los “asistidos” los más relegados;
o contra los dos a la vez. Todos los días nos distraen y alimentan esta pelea
de pobres contra pobres creadas a tal efecto. Hombres contra mujeres.
Feministas contra mujeres tradicionales. Autóctonos contra inmigrantes. Desocupados
contra trabajadores. Trabajadores en blanco o convencionales contra
trabajadores temporales o precarios. Empleados cualificados contra no
cualificados. Heterosexuales contra gais y lesbianas. Creyentes contra ateos o
simplemente laicos. El asunto es tenernos ocupados y divididos, para no
ocuparnos y no liberarnos de ellos.
Desde la posmodernidad como desde la
globalización neoliberal se ha sentenciado a bombo y platillo que el fin de la
historia ha cerrado cualquier relato filosófico y político por un mundo mejor. Solo
existen impulsos individuales hacia la plena autorrealización personal,
insolidaria y ególatra. Un triunfo aplastante de las tesis derechistas.
La guerra de pobres contra pobres es
una estrategia capitalista para controlar la justa rebeldía contra las clases
dominantes. A pesar de las diferencias, unidos podríamos distinguir entre las
mentiras que nos venden a diario y la necesidad de la unión entre trabajadores
y “pobres”, para la construcción de una sociedad nueva, justa; de un hombre
nuevo, libre; de un mundo sin fronteras, más igualitario y más justo que nos dé
a todos la posibilidad de crecer sin importar la raza ni el color. Nada de lo
humano nos debería ser ajeno o indiferente. Mucho menos, el sufrimiento y el
desarraigo de los más desposeídos.
El desafío de esta etapa es atreverse
a denunciar y cambiar esta lógica que nos han impuesto y producir un cambio social
y cultural profundo, que nos libre del yugo del neoliberalismo y construir una
sociedad libre, justa y soberana.
Mayo de 2019
Daniel Fernández
3 comentarios:
ESTIMADO AMIGO.
LO VIENEN HACIENDO DESDE EL EL 1634 - FECHA SEÑERA PARA LOS LIBERALES - HASTA EL 1702 VIVIÓ JOHN LOCKE - UNA DE LAS PRINCIPALES FIGURAS DE ESA CORRIENTE DE PENSAMIENTO - MIENTRAS NOSOTROS, COMPRAMOS IDEOLOGÍAS OBSOLETAS PARA ENFRENTAR EL DIFÍCIL ARTE DE VIVIR.
SI NO ES ASÍ PORQUE NUESTRO QUERIDO PRESIDENTE NORTEAMERICANO ES - A NO DUDARLO - EL SEGUNDO AFILIADO PERONISTA ( EL PRIMERO ES LÓGICAMENTE EL TTE GENERAL JUAN DOMINGO PERÓN ) YA VES.EL PENSAMIENTO NACIONAL ES UNO SOLO.
ES EL QUE ABRAZO EL PUEBLO TRABAJADOR_ Y HOY EMPIEZA NUEVAMENTE A GANAR LA CALLE EVITANDO CON SU PRESENCIA LA TRAPIZONDA ARMADA POR LOS PROFETAS DEL ODIO Y LA YAPA .Y RECORDANDO A PROPIOS Y EXTRAÑOS QUE EL PUEBLO A NO DUDARLO HARÁ TRONAR EL ESCARMIENTO.
CUANDO EL PUEBLO GANA LA CALLE NO HAY MARCHA ATRÁS.
SOLO ES CUESTIÓN DE TIEMPO.
TENGAMOS CLARIDAD Y PACIENCIA.
LO DEMAS SE DARA " POR AÑADIDURA "
JORGE
Estimado Daniel: estoy de acuerdo pero con una aclaración, no creo en el éxito del plan o nuevo contrato social, los contratos sociales de abajo hacia arriba fracasan todos porque los de arriba no lo cumplen. Solo garantiza la acción desde abajo y eso va a generar reacciones adversas del establishment. de todos modos estamos en la era de la governanza, es decir gobiernos que administran la inestabilidad o crisis permanente. SOLO EL PUEBLO SALVARA AL PUEBLO. Saludos,Franco
BUENISIMO!! LO COMPARTO TOTALMENTE!!!
Raúl
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