En un contexto internacional desfavorable para la
clase trabajadora, donde desde la caída del muro de Berlin y el abandono del
Estado de Bienestar se fueron suprimiendo derechos y la derecha neo liberal se apodero
de lo económico, aumentando exponencialmente los niveles de concentración de la
riqueza, además la derecha racista cada día gana mayor espacio. Europa se
encuentra invadida por inmigrantes de países desbastados por guerras generadas
por los países occidentales. Muchos de ellos (Grecia, Portugal, Irlanda, España,
Italia) endeudados excesivamente que no les permite crecer. Latinoamérica giro
a la derecha, producto en algunos casos de los llamados "golpes
blandos" o parlamentarios y otros por elecciones, todos motorizados por la
acción del poder económico y financiero, apoyados por los medios periodísticos
afines, terminando con una nueva etapa de conquistas de derechos. Para tener en
consideración y como reafirmación de todos estos cambios, tenemos el triunfo de
Trump en EEUU. Además el regreso del FMI y BM a dictaminar las políticas
económicas de los Países.
Estamos al borde de una revolución tecnológica que
modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos
relacionamos. En su escala, alcance y complejidad, la transformación será
distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes. Lo que
defendemos es que ese cambio sea para vivir mejor, repartir las horas de
trabajo entre más gente, o sea menos horas de trabajo por salarios dignos y no
que la tecnología sirva para expulsar trabajadores y aumentar –aún más – la
inequidad y las ganancias de las
empresas.
En nuestro País avanza la Reforma laboral de manera sigilosa.
Las modificaciones programadas no irán por un solo lugar, sino que procuraran
articularlas por varios lugares, cambiaran los Convenio Colectivos de Trabajo
como ya viene ocurriendo, se aprobaran algunas leyes que indirectamente afectaran
las condiciones de trabajo. Quizás no vayan a presentar una proyecto de reforma
laboral integral por la resistencia de un importante sector del Movimiento
Obrero y la posible traba en las Cámaras Legislativas. En definitiva se
producirán cambios en forma indirecta. Mientras el Gobierno ultima proyectos
con sectores de la CGT, bajo la promesa de evitar una "flexibilización a
la brasileña", por lo bajo empresas y sindicatos tomaron nota de las
señales enviadas por Mauricio Macri y ya negocian cambios en las condiciones de
trabajo en los convenios colectivos. El
ministro de Trabajo, Jorge Triaca, mantuvo conversaciones con el triunvirato y
la mesa chica de la CGT. Donde el Gobierno a cambio de la paz social, incorporó
al sindicalismo a la discusión del proyecto de blanqueo laboral (un perdón a
las empresas en infracción para que registren a su personal) y la
reintroducción de las pasantías, iniciativas con las que el oficialismo busca
bajarle el tono a la "reforma laboral".
El
Gobierno preparo las condiciones para avanzar en esta reforma. Las medidas
económicas que viene tomando desde que asumieron provocaron el aumento la
pobreza, de la indigencia y la desocupación, hoy el 80 por ciento de los
trabajadores son pobres. Con la devaluación, aumento de tarifas en los
servicios, paritarias que no pudieron superar la inflación y el aumento
desmedido de la canasta básica de alimentos generaron una profunda pérdida del
poder adquisitivo de los salarios. Con la apertura indiscriminada de la
importaciones no lograron bajar los precios, por el contrario, aumentaron las
ganancias de los importadores formadores de precios y destruyeron miles de
puestos de trabajos y produjeron la caída en la producción industrial, por el
cierre de empresas que no pudieron sostenerse ante la avalancha importadora y
el aumento descomunal de los servicios. Rompieron con la estabilidad,
tranquilidad laboral y económica, generando incertidumbre y temor entre los
trabajadores.
El
déficit comercial con nuestro principal socio, Brasil, en lugar de equiparse va
en aumento. Para colmo el endeudamiento brutal que están haciendo para cubrir
gastos corrientes y la fuga de divisas, no hace presagiar un posible 2001 -
2002 a mediano plazo (default). Hemos vuelto al criterio de un estado ausente y
a la espera de que el Mercado lo solucione todo.
Crearon
un importante colchón de desocupados, los salarios de los ocupados deprimidos y
temor por perder el trabajo. Antes nos anunciaron que el segundo semestre del
2016 llegaban las inversiones, ahora nos dicen que si no hay flexibilización
laboral no llegaran las inversiones, cosa que nunca pasará, dado que nadie
invierte en un País donde es más beneficioso invertir en la bicicleta
financiera que en producir. Esta probado, dado que sale más dinero del País
producto de la especulación financiera que el ingreso de capitales. Además que
invertiría en un País donde sus gobernantes, familiares y amigos, hacen un
blanqueo a su medida y dejan el dinero fuera del País. Es un País poco serio. La
Reforma laboral tan solo beneficiará a las empresas monopólicas ya instaladas
en el País, como ocurrió en los 90. Ver: http://lzrsocialypopular.blogspot.com.ar/2009/05/flexibilizacion-laboral.html
- http://lzrsocialypopular.blogspot.com.ar/2009/05/peronismo-y-la-flexibilizacion-laboral.html
Con el objetivo de alcanzar la reforma laboral ya hemos
visto las primeras acciones, el ataques a los abogados y jueces laboralistas,
para luego seguir por los sindicatos. El ataque selectivo a dirigentes
sindicales, no es casualidad. Sabemos que algunos dirigentes sindicales tienen
muertos escondidos en el placard, como lo tienen políticos y empresarios, sólo
que en este caso el Gobierno los utiliza selectivamente para alcanzar sus
objetivos. Vemos como fueron por el “Caballo”
Suarez y por el “Pata” Medina (impresentables), pero no fueron por el “Momo”
Venegas ni por otros aliados de Cambiemos. Tampoco fueron por los empresarios de la
patria contratista, muchos de ellos denunciados e integrantes directa o
indirectamente del gobierno. "No hay lugar
para comportamientos mafiosos" dijo el presidente Mauricio Macri, en obvia
referencia a la detención de Medina. Está claro que la advertencia no involucra
a las mafias de cuello blanco que operan desde hace décadas en la más absoluta
impunidad, y seguirá siendo así porque forman parte del gobierno. Pongamos como
ejemplo el caso de La Anónima, que sirve para detectar el rol que eligió jugar
el Gobierno del PRO. Propiedad centenaria de la familia que integran el Jefe de
Gabinete, Marcos Peña, y el Secretario de Comercio, Miguel Braun, la firma
controla buena parte del comercio minorista en el sur del país. Se supo que La
Anónima se quedó con la mayor parte de la Cuota Hilton, el cupo que habilita la
exportación de carne premium a la Unión Europea. Favorecido por el gobierno, La
Anónima vienen gozando de un crecimiento progresivo: en los últimos años, pasó
de cerca de 1800 toneladas adjudicadas a las actuales 2300 toneladas, lo que le
permitió escalar al segundo lugar en el listado de exportadores. Como este caso
hay varios que están en los dos lados del mostrador. Queda claro.
Los sindicalistas corruptos son los
mejores aliados de la precarización, la demonización de la organización
sindical y la destrucción de los derechos laborales. Como así también que los
dueños del poder y del dinero prefieren negociar con sindicalistas corruptos, a
quienes consideran más permeables y pragmáticos, que con dirigentes honestos
que son la mayoría.
Esas mafias (empresarias) aprietan
igual o más que los “Pata” Medina, pero con otros métodos: amenazan con
despidos masivos, provocan corridas financieras y cambiarias, compran favores
políticos y judiciales, y moldean la opinión pública en beneficio propio a
través de los medios de comunicación.
No
olvidemos que también fueron – entre otros - contra Omar Plaini (Sindicato de Canillitas)
y Víctor Santamaría de Encargados de Edificios SUTERH (para silenciarlo por ser
presidente del Grupo Octubre Pag.12 y AM750), como advertencia hacia los demás.
La idea es debilitar
a los sindicatos, con el objetivo de tener un sindicalismo débil como los de Latinoamérica
o asiáticos y así poder imponer las condiciones de trabajo que ellos
(empresarios y gobierno) pretenden. El sindicalismo argentino aún goza de
fortaleza: mientras en Brasil el 58% de los trabajadores en relación de
dependencia está bajo convenio, la cifra en Argentina llega al 83%. Por encima
también de Colombia (15%) y Chile (10%).
El
debilitamiento no sólo se busca con menos afiliados producto de la
desocupación, sino por eliminar total o parcial de los aportes, si le quitan
poder económico, también lo debilitan.
El Ministerio de Trabajo ha empezado también con el
disciplinamiento de los sindicatos, se observa en la demora y obstaculización
de trámites regulares (certificación de autoridades, estatutos, personería e
inscripciones), la impugnación de elecciones fuera de plazo y la intervención
de cinco sindicatos.
En el ámbito de la negociación colectiva, los síntomas
del cambio se reflejarían en la dilatación de las homologaciones, la dificultad
para la expresión de las posturas sindicales en las actas, el dictado de
conciliaciones sucesivas en un mismo conflicto, la no intervención en
conflictos en los que las organizaciones son débiles y la represión de las protestas
encabezadas por delegados. Otro capítulo aparte es el goteo de fondos a las
obras sociales, la ley de ART y los recientes fallos de la Corte Suprema, que
empiezan a marcar un rumbo más a tono con las quejas presidenciales contra la
"mafia" judicial y sindical.
De qué hablamos cundo decimos flexibilización a la
brasileña: Entre los principales puntos de su reforma laboral se destacan que
las convenciones y acuerdos colectivos en las empresas prevalecerán por encima
de las disposiciones legales, eliminación del salario mínimo, pagar en base a
horas o días y ya no de forma mensual, jornadas de trabajo de hasta 12 horas
con 36 horas ininterrumpidas de descanso, fraccionamiento de las vacaciones y
pausas de descanso, se crea la figura del empleado autónomo sin vínculo
permanente con la empresa, y la no obligatoriedad de aporte sindical (será
voluntario), entre otras normativas no menos polémicas.
La batalla por los convenios
El objetivo de esta reforma laboral es alcanzar
acuerdos por empresas o individuales en lugar de por ramas. Los acuerdos incluirán
la polivalencia (multitareas), adicionales por presentismo más estrictos,
intercambio de planteles entre empresas, el pago por objetivos y el reemplazo
de la mano de obra por máquinas. Las mismas apuntan a disminuir costos y
aumentar la productividad, sin pasar por el Congreso.
Reducción de los tiempos muertos, evaluaciones de
desempeño que miden el rendimiento en lugar de actualizarlos por inflación. Banco
de horas, vacaciones fraccionadas, menor cantidad de delegados por planta y
baja en las cargas sociales. Aumentaría la edad jubilatoria, eliminaría los
aportes a sindicatos y extendería el régimen de contrataciones temporales. A
esto se le suma la sustitución de las indemnizaciones para los trabajadores que
son echados de sus empleos por un fondo especial para desempleados, la creación
de la figura del monotributista dependiente y exclusivo, que es aquel que
prestaría servicios para un solo empleador sin un plazo laboral fijo; así como
también la imposibilidad del cobro de horas extras si no se llega a la
productividad deseada. Precarización, al extremo
La estrategia "sigilosa" sintoniza con los
acuerdos sectoriales promovidos por el Gobierno, como el firmado con los
petroleros de Vaca Muerta y el que busca cerrar en la lechería. La
productividad alcanza a los peajes, la energía y el sector aeronáutico,
sacudido por la llegada de las "low cost". También comprende a la
industria del software, junto con el rubro automotor y audiovisual. Además, en
actividades más intensivas en mano de obra, como los supermercados y sanidad,
cuyo gremio es liderado por Héctor Daer. En otros casos surgen conflictos por
el incremento en los ritmos de trabajo, como ocurre en el sector del neumático
y la alimentación, o porque las cámaras buscan negociar salario por beneficios.
La industria farmacéutica, en tanto, no firma
paritarias con los visitadores médicos desde el año pasado. Una de las
condiciones es reducir la cifra de delegados. Armando Cavalieri, líder de los
empleados de comercio, aspira a cerrar un acuerdo con Autopistas Urbanas (AUSA)
para incorporar el autopase, una tecnología que automatiza el proceso mediante
barreras inteligentes y reemplazará del todo a los operarios que todavía
predominan en la actividad. El avance será introducido en el convenio colectivo
junto con una cláusula de reubicación de los trabajadores desplazados por
máquinas. En los supermercados, la "flexibilización" se impuso de
hecho, los supermercados redujeron en los últimos años sus plantillas para
recortar costos, lo que redundó en la multiplicación de tareas sin importar la
categoría del empleado.
La industria automotriz tampoco se queda atrás. El
titular del gremio metalmecánico Smata, Ricardo Pignanelli, acaba de cerrar un
acuerdo para reubicar 80 trabajadores de Volkswagen en Mercedes Benz.
A pesar de todo ello, los asesores corporativos se
muestran optimistas, según ellos dicen que "Hay un doble discurso,
públicamente los gremios se muestran duros, pero después se sientan a discutir
porque se generan nuevos puestos de trabajo". En muchos casos, los
sindicalistas están dispuestos a rediscutir aspectos clave de los convenios. En
declaraciones recientes Héctor Daer, uno de los triunviros de la CGT y
representante de los "gordos", dijo estar dispuesto a conversar sobre
la reforma laboral. Antonio Caló, José Luis
Lingieri, Julio Piumato y a Carlos Schmid participaron por primera vez y fueron
las estrellas del cóctel con el que se inició el Coloquio de Idea en Mar del
Plata. Caló ofició de vocero ante los periodistas y aseguraba que “estamos acompañando al Gobierno, quién lo
duda”. Para
pensar lo que se viene.
Convengamos
que el gobierno viene anunciando nuevos ajustes y poner en marcha la reforma
laboral y previsional después de las elecciones, si fuera algo bueno para los
trabajadores lo harían antes de las elecciones. Está claro que este gobierno neoliberal, que en estos 20 meses no
impulsó ninguna ley positiva para los trabajadores, va intentar una profunda flexibilización
laboral.
Acordemos que todo esto lo puede hacer (el Gobierno) porque hay un batalla cultural
la cual el individualismo, el salvarse sólo, le viene ganado al bien común y a
la solidaridad. Esta es una nueva colonización, donde nos están comprando con
espejitos de colores y alcohol, para sacarnos nuestras riquezas y las tierras,
además de hacernos esclavos. Tampoco
olvidemos la acción de los medios de comunicación hegemónicos para lograr su
cometido, tan incluyentes en la opinión pública, si nos hicieron creer que
ganábamos la guerra de las Malvinas, también nos pueden hacer creer que ser
esclavos es lo mejor que no puede pasar.
Los únicos que pueden
ponerle un freno a todas estas pretensiones del gobierno de precarizar el
trabajo, conculcar derechos y quitar la seguridad jurídica de los trabajadores,
es el movimiento obrero unido y movilizado, como lo fue la CGT bajo la
conducción de Saul Ubaldini. La
clase política ha demostrado una vez más su mezquindad, privilegio sus propios
intereses al del pueblo, en lugar de buscar la unidad contra "un monstruo
que pisa fuerte", con habilidad manipuladora, desvergüenza para mentir y
armar componendas, se encapricharon en los cargos y su propio egoísmo pudo más
que la necesidad de la gente. Sabemos – también - que siempre hubo
sindicalistas que se acomodaron al calor del poder y negociaron a los
trabajadores, es por ello que hay que buscar la unidad de la base más que la de
los dirigentes en esta lucha. El movimiento obrero tiene capacidad de
movilización y poder para defender los derechos de los trabajadores, que han costado
tiempo, lucha y sangre conseguir. Por la memoria de los compañeros que
ofrendaron su vida por las conquistas se debe ganar la calle y ponerse a la
cabeza de los reclamos sin titubeos ni claudicaciones, en esto no se puede retroceder.
Se debe deponer intereses personales y sectoriales, si los dirigentes no están
a la altura de las circunstancias o no están dispuestos a luchar por los
trabajadores deben dar un paso al costado, aquí se debe privilegiar la unidad
sobre cualquier otra cosa. Además estas medidas vienen cargadas de represión para
generar miedo y silenciar el reclamo de aquellos que lo hacen individualmente. Si
no se para ahora, va a ser tarde, ya que este gobierno de CEOs tiene muy claro ir
en contra de la herramienta más fuerte que tienen los trabajadores, que son sus
organizaciones gremiales y así poner de rodillas a los trabajadores.
Héctor Daniel Fernández
Octubre
de 2017
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