domingo, 15 de octubre de 2017

REFORMA LABORAL: Lo que se viene, lo que se viene

En un contexto internacional desfavorable para la clase trabajadora, donde desde la caída del muro de Berlin y el abandono del Estado de Bienestar se fueron suprimiendo derechos y la derecha neo liberal se apodero de lo económico, aumentando exponencialmente los niveles de concentración de la riqueza, además la derecha racista cada día gana mayor espacio. Europa se encuentra invadida por inmigrantes de países desbastados por guerras generadas por los países occidentales. Muchos de ellos (Grecia, Portugal, Irlanda, España, Italia) endeudados excesivamente que no les permite crecer. Latinoamérica giro a la derecha, producto en algunos casos de los llamados "golpes blandos" o parlamentarios y otros por elecciones, todos motorizados por la acción del poder económico y financiero, apoyados por los medios periodísticos afines, terminando con una nueva etapa de conquistas de derechos. Para tener en consideración y como reafirmación de todos estos cambios, tenemos el triunfo de Trump en EEUU. Además el regreso del FMI y BM a dictaminar las políticas económicas de los Países.
Estamos al borde de una revolución tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. En su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes. Lo que defendemos es que ese cambio sea para vivir mejor, repartir las horas de trabajo entre más gente, o sea menos horas de trabajo por salarios dignos y no que la tecnología sirva para expulsar trabajadores y aumentar –aún más – la inequidad  y las ganancias de las empresas.
En nuestro País avanza la Reforma laboral de manera sigilosa. Las modificaciones programadas no irán por un solo lugar, sino que procuraran articularlas por varios lugares, cambiaran los Convenio Colectivos de Trabajo como ya viene ocurriendo, se aprobaran algunas leyes que indirectamente afectaran las condiciones de trabajo. Quizás no vayan a presentar una proyecto de reforma laboral integral por la resistencia de un importante sector del Movimiento Obrero y la posible traba en las Cámaras Legislativas. En definitiva se producirán cambios en forma indirecta. Mientras el Gobierno ultima proyectos con sectores de la CGT, bajo la promesa de evitar una "flexibilización a la brasileña", por lo bajo empresas y sindicatos tomaron nota de las señales enviadas por Mauricio Macri y ya negocian cambios en las condiciones de trabajo en los convenios colectivos.  El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, mantuvo conversaciones con el triunvirato y la mesa chica de la CGT. Donde el Gobierno a cambio de la paz social, incorporó al sindicalismo a la discusión del proyecto de blanqueo laboral (un perdón a las empresas en infracción para que registren a su personal) y la reintroducción de las pasantías, iniciativas con las que el oficialismo busca bajarle el tono a la "reforma laboral".
El Gobierno preparo las condiciones para avanzar en esta reforma. Las medidas económicas que viene tomando desde que asumieron provocaron el aumento la pobreza, de la indigencia y la desocupación, hoy el 80 por ciento de los trabajadores son pobres. Con la devaluación, aumento de tarifas en los servicios, paritarias que no pudieron superar la inflación y el aumento desmedido de la canasta básica de alimentos generaron una profunda pérdida del poder adquisitivo de los salarios. Con la apertura indiscriminada de la importaciones no lograron bajar los precios, por el contrario, aumentaron las ganancias de los importadores formadores de precios y destruyeron miles de puestos de trabajos y produjeron la caída en la producción industrial, por el cierre de empresas que no pudieron sostenerse ante la avalancha importadora y el aumento descomunal de los servicios. Rompieron con la estabilidad, tranquilidad laboral y económica, generando incertidumbre y temor entre los trabajadores.
El déficit comercial con nuestro principal socio, Brasil, en lugar de equiparse va en aumento. Para colmo el endeudamiento brutal que están haciendo para cubrir gastos corrientes y la fuga de divisas, no hace presagiar un posible 2001 - 2002 a mediano plazo (default). Hemos vuelto al criterio de un estado ausente y a la espera de que el Mercado lo solucione todo.
Crearon un importante colchón de desocupados, los salarios de los ocupados deprimidos y temor por perder el trabajo. Antes nos anunciaron que el segundo semestre del 2016 llegaban las inversiones, ahora nos dicen que si no hay flexibilización laboral no llegaran las inversiones, cosa que nunca pasará, dado que nadie invierte en un País donde es más beneficioso invertir en la bicicleta financiera que en producir. Esta probado, dado que sale más dinero del País producto de la especulación financiera que el ingreso de capitales. Además que invertiría en un País donde sus gobernantes, familiares y amigos, hacen un blanqueo a su medida y dejan el dinero fuera del País. Es un País poco serio. La Reforma laboral tan solo beneficiará a las empresas monopólicas ya instaladas en el País, como ocurrió en los 90. Ver: http://lzrsocialypopular.blogspot.com.ar/2009/05/flexibilizacion-laboral.html - http://lzrsocialypopular.blogspot.com.ar/2009/05/peronismo-y-la-flexibilizacion-laboral.html
Con el objetivo de alcanzar la reforma laboral ya hemos visto las primeras acciones, el ataques a los abogados y jueces laboralistas, para luego seguir por los sindicatos. El ataque selectivo a dirigentes sindicales, no es casualidad. Sabemos que algunos dirigentes sindicales tienen muertos escondidos en el placard, como lo tienen políticos y empresarios, sólo que en este caso el Gobierno los utiliza selectivamente para alcanzar sus objetivos.  Vemos como fueron por el “Caballo” Suarez y por el “Pata” Medina (impresentables), pero no fueron por el “Momo” Venegas ni por otros aliados de Cambiemos.  Tampoco fueron por los empresarios de la patria contratista, muchos de ellos denunciados e integrantes directa o indirectamente del gobierno. "No hay lugar para comportamientos mafiosos" dijo el presidente Mauricio Macri, en obvia referencia a la detención de Medina. Está claro que la advertencia no involucra a las mafias de cuello blanco que operan desde hace décadas en la más absoluta impunidad, y seguirá siendo así porque forman parte del gobierno. Pongamos como ejemplo el caso de La Anónima, que sirve para detectar el rol que eligió jugar el Gobierno del PRO. Propiedad centenaria de la familia que integran el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el Secretario de Comercio, Miguel Braun, la firma controla buena parte del comercio minorista en el sur del país. Se supo que La Anónima se quedó con la mayor parte de la Cuota Hilton, el cupo que habilita la exportación de carne premium a la Unión Europea. Favorecido por el gobierno, La Anónima vienen gozando de un crecimiento progresivo: en los últimos años, pasó de cerca de 1800 toneladas adjudicadas a las actuales 2300 toneladas, lo que le permitió escalar al segundo lugar en el listado de exportadores. Como este caso hay varios que están en los dos lados del mostrador. Queda claro.
Los sindicalistas corruptos son los mejores aliados de la precarización, la demonización de la organización sindical y la destrucción de los derechos laborales. Como así también que los dueños del poder y del dinero prefieren negociar con sindicalistas corruptos, a quienes consideran más permeables y pragmáticos, que con dirigentes honestos que son la mayoría. 
Esas mafias (empresarias) aprietan igual o más que los “Pata” Medina, pero con otros métodos: amenazan con despidos masivos, provocan corridas financieras y cambiarias, compran favores políticos y judiciales, y moldean la opinión pública en beneficio propio a través de los medios de comunicación.
No olvidemos que también fueron – entre otros - contra Omar Plaini (Sindicato de Canillitas) y Víctor Santamaría de Encargados de Edificios SUTERH (para silenciarlo por ser presidente del Grupo Octubre Pag.12 y AM750), como advertencia hacia los demás.
 La idea es debilitar a los sindicatos, con el objetivo de tener un sindicalismo débil como los de Latinoamérica o asiáticos y así poder imponer las condiciones de trabajo que ellos (empresarios y gobierno) pretenden. El sindicalismo argentino aún goza de fortaleza: mientras en Brasil el 58% de los trabajadores en relación de dependencia está bajo convenio, la cifra en Argentina llega al 83%. Por encima también de Colombia (15%) y Chile (10%).
El debilitamiento no sólo se busca con menos afiliados producto de la desocupación, sino por eliminar total o parcial de los aportes, si le quitan poder económico, también lo debilitan.
El Ministerio de Trabajo ha empezado también con el disciplinamiento de los sindicatos, se observa en la demora y obstaculización de trámites regulares (certificación de autoridades, estatutos, personería e inscripciones), la impugnación de elecciones fuera de plazo y la intervención de cinco sindicatos.
En el ámbito de la negociación colectiva, los síntomas del cambio se reflejarían en la dilatación de las homologaciones, la dificultad para la expresión de las posturas sindicales en las actas, el dictado de conciliaciones sucesivas en un mismo conflicto, la no intervención en conflictos en los que las organizaciones son débiles y la represión de las protestas encabezadas por delegados. Otro capítulo aparte es el goteo de fondos a las obras sociales, la ley de ART y los recientes fallos de la Corte Suprema, que empiezan a marcar un rumbo más a tono con las quejas presidenciales contra la "mafia" judicial y sindical.
De qué hablamos cundo decimos flexibilización a la brasileña: Entre los principales puntos de su reforma laboral se destacan que las convenciones y acuerdos colectivos en las empresas prevalecerán por encima de las disposiciones legales, eliminación del salario mínimo, pagar en base a horas o días y ya no de forma mensual, jornadas de trabajo de hasta 12 horas con 36 horas ininterrumpidas de descanso, fraccionamiento de las vacaciones y pausas de descanso, se crea la figura del empleado autónomo sin vínculo permanente con la empresa, y la no obligatoriedad de aporte sindical (será voluntario), entre otras normativas no menos polémicas.
La batalla por los convenios
El objetivo de esta reforma laboral es alcanzar acuerdos por empresas o individuales en lugar de por ramas. Los acuerdos incluirán la polivalencia (multitareas), adicionales por presentismo más estrictos, intercambio de planteles entre empresas, el pago por objetivos y el reemplazo de la mano de obra por máquinas. Las mismas apuntan a disminuir costos y aumentar la productividad, sin pasar por el Congreso.
Reducción de los tiempos muertos, evaluaciones de desempeño que miden el rendimiento en lugar de actualizarlos por inflación. Banco de horas, vacaciones fraccionadas, menor cantidad de delegados por planta y baja en las cargas sociales. Aumentaría la edad jubilatoria, eliminaría los aportes a sindicatos y extendería el régimen de contrataciones temporales. A esto se le suma la sustitución de las indemnizaciones para los trabajadores que son echados de sus empleos por un fondo especial para desempleados, la creación de la figura del monotributista dependiente y exclusivo, que es aquel que prestaría servicios para un solo empleador sin un plazo laboral fijo; así como también la imposibilidad del cobro de horas extras si no se llega a la productividad deseada. Precarización, al extremo
La estrategia "sigilosa" sintoniza con los acuerdos sectoriales promovidos por el Gobierno, como el firmado con los petroleros de Vaca Muerta y el que busca cerrar en la lechería. La productividad alcanza a los peajes, la energía y el sector aeronáutico, sacudido por la llegada de las "low cost". También comprende a la industria del software, junto con el rubro automotor y audiovisual. Además, en actividades más intensivas en mano de obra, como los supermercados y sanidad, cuyo gremio es liderado por Héctor Daer. En otros casos surgen conflictos por el incremento en los ritmos de trabajo, como ocurre en el sector del neumático y la alimentación, o porque las cámaras buscan negociar salario por beneficios.
La industria farmacéutica, en tanto, no firma paritarias con los visitadores médicos desde el año pasado. Una de las condiciones es reducir la cifra de delegados. Armando Cavalieri, líder de los empleados de comercio, aspira a cerrar un acuerdo con Autopistas Urbanas (AUSA) para incorporar el autopase, una tecnología que automatiza el proceso mediante barreras inteligentes y reemplazará del todo a los operarios que todavía predominan en la actividad. El avance será introducido en el convenio colectivo junto con una cláusula de reubicación de los trabajadores desplazados por máquinas. En los supermercados, la "flexibilización" se impuso de hecho, los supermercados redujeron en los últimos años sus plantillas para recortar costos, lo que redundó en la multiplicación de tareas sin importar la categoría del empleado.
La industria automotriz tampoco se queda atrás. El titular del gremio metalmecánico Smata, Ricardo Pignanelli, acaba de cerrar un acuerdo para reubicar 80 trabajadores de Volkswagen en Mercedes Benz.
A pesar de todo ello, los asesores corporativos se muestran optimistas, según ellos dicen que "Hay un doble discurso, públicamente los gremios se muestran duros, pero después se sientan a discutir porque se generan nuevos puestos de trabajo". En muchos casos, los sindicalistas están dispuestos a rediscutir aspectos clave de los convenios. En declaraciones recientes Héctor Daer, uno de los triunviros de la CGT y representante de los "gordos", dijo estar dispuesto a conversar sobre la reforma laboral. Antonio Caló, José Luis Lingieri, Julio Piumato y a Carlos Schmid participaron por primera vez y fueron las estrellas del cóctel con el que se inició el Coloquio de Idea en Mar del Plata. Caló ofició de vocero ante los periodistas y aseguraba que “estamos acompañando al Gobierno, quién lo duda”.  Para pensar lo que se viene.
Convengamos que el gobierno viene anunciando nuevos ajustes y poner en marcha la reforma laboral y previsional después de las elecciones, si fuera algo bueno para los trabajadores lo harían antes de las elecciones. Está claro que este gobierno neoliberal, que en estos 20 meses no impulsó ninguna ley positiva para los trabajadores, va intentar una profunda flexibilización laboral.
Acordemos  que todo esto lo puede hacer  (el Gobierno) porque hay un batalla cultural la cual el individualismo, el salvarse sólo, le viene ganado al bien común y a la solidaridad. Esta es una nueva colonización, donde nos están comprando con espejitos de colores y alcohol, para sacarnos nuestras riquezas y las tierras, además de hacernos esclavos.  Tampoco olvidemos la acción de los medios de comunicación hegemónicos para lograr su cometido, tan incluyentes en la opinión pública, si nos hicieron creer que ganábamos la guerra de las Malvinas, también nos pueden hacer creer que ser esclavos es lo mejor que no puede pasar.
Los únicos que pueden ponerle un freno a todas estas pretensiones del gobierno de precarizar el trabajo, conculcar derechos y quitar la seguridad jurídica de los trabajadores, es el movimiento obrero unido y movilizado, como lo fue la CGT bajo la conducción de Saul Ubaldini. La clase política ha demostrado una vez más su mezquindad, privilegio sus propios intereses al del pueblo, en lugar de buscar la unidad contra "un monstruo que pisa fuerte", con habilidad manipuladora, desvergüenza para mentir y armar componendas, se encapricharon en los cargos y su propio egoísmo pudo más que la necesidad de la gente. Sabemos – también - que siempre hubo sindicalistas que se acomodaron al calor del poder y negociaron a los trabajadores, es por ello que hay que buscar la unidad de la base más que la de los dirigentes en esta lucha. El movimiento obrero tiene capacidad de movilización y poder para defender los derechos de los trabajadores, que han costado tiempo, lucha y sangre conseguir. Por la memoria de los compañeros que ofrendaron su vida por las conquistas se debe ganar la calle y ponerse a la cabeza de los reclamos sin titubeos ni claudicaciones, en esto no se puede retroceder. Se debe deponer intereses personales y sectoriales, si los dirigentes no están a la altura de las circunstancias o no están dispuestos a luchar por los trabajadores deben dar un paso al costado, aquí se debe privilegiar la unidad sobre cualquier otra cosa. Además estas medidas vienen cargadas de represión para generar miedo y silenciar el reclamo de aquellos que lo hacen individualmente. Si no se para ahora, va a ser tarde, ya que este gobierno de CEOs tiene muy claro ir en contra de la herramienta más fuerte que tienen los trabajadores, que son sus organizaciones gremiales y así poner de rodillas a los trabajadores.


Héctor Daniel Fernández

Octubre de 2017 

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