Una vez pasado los primeros días
y escuchar varios análisis, se pueden sacar algunas conclusiones.
Ante todo las PASO son una
tendencia de lo que puede pasar, pero no es lo definitivo. Lo ocurrido en la Capital
no es transportable a todo el País, aunque puede tener similitud en grandes
ciudades de las provincias.
Si el Frente para la Victoria
tiene aspiraciones de ganar las elecciones nacionales, no puede confiarse y
creer que con sólo enumerar lo que se hizo o la posible imagen positiva de la
Presidenta le pueda dar los votos necesarios.
Las elecciones de Capital
demuestran, en mi parecer, un error en la táctica y el trabajo del Frente para
la Victoria. Nadie puede desconocer el componente ideológico de los ciudadanos
de Capital, pero asumir esta derrota como una adversidad natural, producto de
que la mayoría de los ciudadanos son de derecha, gorilas, insolidarios,
individualistas y proclives a la antipolítica, puede ser fatal y es acentuar la
incapacidad para generar políticas que podrían cambiar este estado de cosas.
Es indudable que la Capital,
generalmente le ha sido adversa al Peronismo, pero los votos alcanzados en esta
oportunidad son muy malos (tercero), mucho más si analizamos como se dieron
esos votos. El triunfo macrista (primero) fue homogéneo en todas las comunas,
si a esto le sumamos los votos de ECO de Martín Lousteau (segundo), que
confluye con el Pro, por su similitud ideológica, podemos decir que casi un 70%
de los votantes eligieron esta orientación política. Martín Lousteau, pertenece
a la Coalición Cívica, y que ésta va aliada al macrismo y a un sector de
radicales, o sea todos tributan a Macri.
Si uno se detiene a analizar los
votos, ve que en sectores de clase media baja, pobres y hasta olvidados (Comuna
5 – Villa Soldati, Riachuelo y Lugano) el Pro ganó con el 47%. Esto nos
demuestra la incapacidad del Frente para la Victoria para articular políticas
dirigidas a conquistar a esos sectores que las políticas nacionales ha
contemplado y tratado de beneficiar, como así también a sectores progresistas o
sociales más afines. Pero es evidente que el mensaje de los candidatos no ha
llegado o no convenció a estos sectores y tampoco supieron construir mayorías
en torno a ellos.
Es la política la que puede
cambiar este estado de cosas, pero para ello hay que buscar propuestas
adecuadas, que lleguen a ese electorado, más localistas que generales,
responder a las necesidades de cada lugar, estar en permanente contacto y
trabajo con la gente en los barrios. Hay que ganar la calle y esto significa
mucho más que las meras caminatas, es el trabajo militante de estar donde hay
una necesidad o una inquietud, escuchar y sumar propuestas.
Conquistar el electorado no
quiere decir que se debe cambiar ideológicamente o renunciar a las banderas que
se vienen sosteniendo, pero con estos principios hay que buscar ampliar la base
electoral y no quedarse con el núcleo duro del Frente para la Victoria.
Se sabe que hay un amplio sector
que es “anti” y que por nada va a cambiar, por más que se beneficien con las
políticas que se apliquen, ya es una cuestión de piel.
No se puede hacer campaña
exclusivamente criticando al macrismo y su propuesta de modelo de ciudad, está
visto que a la gente no le importó lo que paso en el Indoamericano, el horror de
los talleres clandestinos, la represión en el Borda, el espionaje telefónico,
el excesivo endeudamiento de la Ciudad, la disminución del presupuesto
educativo, falta de vacantes en las escuelas, la no inversión en nuevos centros
de salud o la construcción de vivienda social. Tampoco afecto la muerte de 12
bomberos por el incendio intencional de Iron Mountain, del derrumbe del boliche
Beara o el gimnasio Orion, con la desidia y complicidad de ciertos funcionarios
e inspectores, que ignoraron denuncias. El ejemplo más claro es en la comuna 4
– la Boca, donde murieron los 12 bomberos, el macrismo ganó 46,6%.
También hay que aclarar y tener
en cuenta que se calcula cercar de un 30 por ciento no votó, una cifra
verdaderamente importante y a conquistar.
El macrismo centro su acción en
lo público y desestimo lo estatal, remodelo plazas, bicisendas, metrobús, veredas, paseos, playas, etc., pero
la presencia estatal como en la construcción de escuelas, viviendas,
hospitales, etc., fue nula, como toda política neoliberal.
Supongo que estas PASO sirvan
como experiencia y que la soberbia de algunos, que piensan que se puede ganar desde
el discurso y sin hacer política en los barrios y en la calle, no se generalice
y sea el motor de una frustración.
Héctor Daniel Fernández