jueves, 30 de enero de 2014

UNA HISTORIA REPETIDA, ESPECULACIÓN, INFLACIÓN Y DEVALUACIÓN

Seguramente muchos ciudadanos, que no tienen problemas económicos y que son opositores “acérrimos” a este Gobierno, aunque no les ha ido mal y seguramente han crecido y se han beneficiado con sus políticas, deben estar regocijándose de este momento difícil y deseando que le vaya mal, sin pensar que si a este Gobierno le va mal, les va ir muy mal a la mayoría de la población y al País, aunque seguramente no les interesara. Una reducida porción de la sociedad estará bien y un ínfimo sector será el único beneficiado, la que especula o sea la que está permanentemente al asecho y cuando ve un resquicio o debilidad, provoca estas situaciones. Lamentablemente en general los individuos se han ido transformando en muy egoísta e  individualista y sólo piensa en salvarse ellos, aunque todo se hunda. Hay muchos que critican la política de subsidios, pero seguramente ninguno de ellos ha renunciado a esos beneficios, para bajar el gasto en energía. Tampoco deben cuidar el consumo de energía, porque le es barato.  Como ocurre con las construcciones de mansiones no declaradas, para pagar como baldíos, el patentamiento de camionetas y autos de alta gama en pueblos del interior para pagar menos patente y seguros, el contrabando de cereales (soja) al Paraguay, para venderlo en negro, entre otras maniobras. Tampoco habrán estado de acuerdo con la estatización de YPF o Aerolíneas Argentinas, pero cargan nafta en las estaciones de esta marca porque es más barata que las otras o viajan por Aerolíneas porque llega a todo el País y con mejores precios.
No se puede negar que se cometieron errores y ha dejado de tomar medidas que eran necesarias, motivo por lo cual ahora están en una posición más débil ante un ataque especulativo, el atraso cambiario y la pérdida de reservas le impide atacar de lleno estas maniobras como lo han hecho anteriormente. Pero lo que está ocurriendo no es normal y se ve a las claras que aquellos intereses que se sintieron afectados por las políticas del gobierno, ahora están actuando con todo su poder, que no es poco. Hoy, en su conjunto, son más fuertes que el poder que tiene el Gobierno.
El Foro Económico Mundial de Davos, donde se reúnen los más poderosos empresarios y dirigentes del planeta, sirvió de marco para poner una vez más el dedo en la llaga sobre la desigualdad del mundo. En el foro se presentó un informe de la ONG Oxman, que muestra cómo la extrema concentración de la riqueza pone en peligro el crecimiento económico de muchos países, pone en peligro la reducción de la pobreza, afecta la estabilidad social y conlleva una amenaza para la seguridad mundial. EL documento llamado Gobernar para las elites. Secuestro democrático y desigualdad señala que las 85 personas más ricas del planeta tienen el equivalente a todos los recursos de los 3.570 millones de habitantes más pobres. Concluye que los más ricos fueron los que más se beneficiaron de la crisis financiera mundial de 2008, pero la desigualdad ya venía creciendo de manera significativa en los últimos 30 años.
Según el informe, las elites más ricas han “secuestrado” el poder político y establecen las reglas económicas para su beneficio, lo que se traduce en políticas tributarias injustas y prácticas corruptas.
Muchas empresas de estas elites, están radicadas en nuestro país y tienen el monopolio de los productos, manejando a su antojo el mercado, generando una inflación por encima de lo real, aumentando los productos mucho más allá de la incidencia que la devaluación, aumentos de sueldos o cualquier otra cosa tienen sobre los productos.
En varias oportunidades he defendido algunas de las medidas y políticas de este Gobierno, pero también he sido crítico de algunas de ellas, incluso consideraba que había que profundizar las medidas, volver a crea la Junta Nacional de Granos, la reforma financiera, reforma agraria, desconcentrar los mercados, principalmente los alimenticios, como se hizo con la ley de medios, algo similar con los monopolios de los productos alimenticios, pero también me preguntó, se podía atacar todos estos interés, sin que estos reaccionaran violentamente, como lo hicieron con la 125?. Igualmente esto no es normal, se ve a todas luces que se pretende hacer escarmentar a un Gobierno, como se hizo con Alfonsín. Quizás la situación en general no sea igual, la deuda externa es muy pequeña, ni es el mismo déficit fiscal,  por lo tanto el impacto no será igual, además no tienen a todo el movimiento obrero en contra, pero la corrida cambiaria, el aumento desmedido de los precios y la incertidumbre y temor que han sembrado en la gente es similar, ahora sólo les falta estimular la reacción social. Ya ninguna medida le alcanza, quieren todo y si pudieran voltear al Gobierno como lo hicieron con Alfonsín lo van hacer y poner luego a un gobernante que aplique las leyes del mercado, como lo hizo Menem, candidatos no les faltan.
Se perderán conquistas, aumentara la desigualdad, la desocupación, habrá ajuste, se abrirá la importación indiscriminada, desaparecerán miles de empresas pequeñas y medianas y los más afectados serán los trabajadores, porque los salarios serán congelados e incluso se suspenderán las negociaciones colectivas de trabajo. Se acabarán los subsidios, los aumentos a los jubilados, aumentara la indigencia y la pobreza, también la inseguridad. Recetas ya muy conocidas.  
Mucho dependerá de que esto no vuelva ocurrir, de las medidas que tome el Gobierno y la acción y reacción de la población afectada. Hay que ganar la calle en cada provincia, en cada ciudad, en cada pueblo y hacer sentir la presión – en paz - de los afectados para que los grandes monopolios y especuladores sepan que el pueblo está harto que lo perjudiquen y los políticos con conciencia y sentido popular no deberían esconderse o buscar sacar provecho de esta situación, todos deberían reaccionar, porque hoy es contra este Gobierno, pero mañana será con otro que quiera tocar los intereses de estos poderosos grupos, como lo ha sido anteriormente. Como se hizo en Semana Santa, todos juntos y solidarios.

A continuación les dejo un comentario sobre el tema, del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres, para que reflexionemos, si tenemos espíritu cristiano, ahora si vuestra religión es el bolsillo evitar leerlo.

Héctor Daniel Fernández

A la opinión pública y nuestras comunidades.

Intentando caminar la realidad desde el lugar del pobre, nos dirigimos a nuestro pueblo creyente y a toda la sociedad para decir unas palabras sobre el aumento del dólar y el temor a la crisis económica, las opiniones de los economistas en los medios y lo que parte de la prensa llama "el fin de un ciclo" pretendiendo que el actual gobierno literalmente "se vaya".
Como grupo de curas en la opción por los pobres, estamos convencidos que los grupos dominantes no tienen aprecio por la democracia ni amor a la Patria. Más bien nos parece que le interesan las ganancias que puedan hacer aún a costa de perjudicar a otros y al país. El mundo es cada vez más desigual, en parte porque los grupos económicos y financieros "utilizan" los mecanismos democráticos para ponerlos en función de sus ganancias. Presionan a los gobiernos para que hagan con la economía lo que más los beneficia a ellos aunque perjudiquen al trabajador, al pobre, al ciudadano común; además de aquellos que ven insoportable que los pobres tengan acceso a bienes como computadoras, vacaciones, o una mejor calidad de vida.
En Argentina sabemos bien de qué se trata esto. Ya nos pasó cuando esos grupos poderosos lograron hacer de la economía lo que ellos querían: poco después el país se incendió. Tras el incendio, vino la retirada luego de saquear el país, vaciarlo y quebrarlo en exclusivo beneficio propio.
A esta película ya la vimos en 1976, 1982, 1989 y 2001: grandes transferencias de capital para los sectores concentrados a costa de los ingresos del resto de la sociedad. Aumentos de precios, congelamiento de sueldos, pobreza, desempleo, cierre de fábricas, desnutrición infantil y tantos otros males para los pobres y beneficios para los ricos. Pero el país no desapareció. Con el tiempo y muchos sacrificios, el pueblo trabajador va resurgiendo. Y como si subiéramos por un palo enjabonado, cuando estamos llegando a una razonable estabilidad, nos quieren hacer resbalar de nuevo.
Ayudados por sus cómplices de ciertos medios de comunicación que nos meten miedo -y también de la mala memoria de tantos- volvemos a ver en las pantallas o leer en los diarios declaraciones de Daniel Marx, Domingo Cavallo, José Luis Espert, Aldo Pignanelli y tantos "iluminados" del neoliberalismo de los años '90 que nos resultan preocupantes. Banqueros, empresarios petroleros, exportadores agro-ganaderos, políticos y sindicalistas sin escrúpulos, sumados a los medios formadores de opinión parecieran querer hacer todo lo que esté a su alcance, siempre poderoso, para que el país se incendie.
Ya conocemos las consecuencias: pobres cada vez más pobres a costa de ricos cada vez más ricos. Muchos de estos poderosos que presionan al gobierno para que haga lo que ellos quieren nos hace acordar al texto bíblico de Amós donde el profeta critica duramente a los comerciantes sólo interesados en acumular dinero desentendiéndose de Dios, de la justicia y de los pobres:
“Escuchen esto, ustedes, los que pisotean al indigente para hacer desaparecer a los pobres del país. Ustedes dicen: «¿Cuándo pasará el novilunio para que podamos vender el grano, y el sábado, para dar salida al trigo? Disminuiremos la medida, aumentaremos el precio, falsearemos las balanzas para defraudar; compraremos a los débiles con dinero y al indigente por un par de sandalias, y venderemos hasta los desechos del trigo». El Señor lo ha jurado por el orgullo de Jacob: Jamás olvidaré ninguna de sus acciones” (Amós 8,4-7)
El Papa Francisco ha denunciado, durante la audiencia general de este miércoles, que hay familias que no tienen para comer porque tienen que pagar la hipoteca a los "usureros", algo que considera una "plaga social". La usura, la especulación, la estafa a la buena voluntad de la gente trabajadora, son injustas e inhumanas, nos dice el Papa (29/1/2014). Tampoco olvidarnos que muchos de estos especuladores, banqueros, terratenientes, empresarios y partidarios de una economía en la que el Estado no se meta, se dicen cristianos y tienen amistades entre los obispos y sacerdotes.
Como grupo de curas queremos hacer llegar a la sociedad entera nuestro más profundo rechazo a los movimientos especulativos con el dólar, los aumentos malintencionados de los precios y a los que intentan crear una sensación de que el gobierno se tiene que ir o que debe quedar mortalmente herido, para no volver. Hay un gobierno elegido legítimamente que debe terminar su período constitucional. Eso no quiere decir que no haya errores. El gobierno deba analizar y aplicar las mejores soluciones para los problemas que se presentan. Pero este período finaliza en diciembre de 2015 y no aceptaremos ningún tipo de extorsión para que finalice antes de esa fecha. Ya aprendimos de nuestra historia. Los problemas deben resolverse con las herramientas de la democracia y no por fuera.
Y esperamos que el gobierno nacional y los medios verdaderamente independientes digan los nombres de los responsables de los aprietes con el dólar y los precios para que los argentinos podamos resistir, defender nuestra democracia y tener memoria.
 Grupo de Curas en la Opción por los Pobres
Enero 2014

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No quiero dejar de contestar este mensaje, porque coincido con tu análisis, también me alegra lo de los curas y valoro tu esfuerzo; pero no puedo comentar nada mas porque en tantos años que tengo es, creo, un de las pocas veces que la indignación que siento me ahoga. Tal vez, cuando en un tiempo me pueda contestar la pregunta que me vengo haciendo (por lo que vos describís sobre cómo tantos, pero tantos, aceptan tan grosera conspiración antipopular, y actúan como los conspiradores quieren), si es cierto que “lo mejor que tenemos es el pueblo” y qué significa hoy eso y en lo que puede terminar esa quietud, tal vez entonces pueda explicar lo que pienso.
Juan Carlos

Anónimo dijo...

Días pasados te decía de mi ahogo paralizante ante esta embestida consentida por tantos. Y mi ausencia de respuesta sobre si somos el pueblo que decimos ser, cuando nos asignamos la calidad de “lo mejor que tenemos”.
Algunas cosas que leí en P 12 hoy me conmovieron algo, no todo, de ese endurecimiento. Lo de Horacio Gónzalez, lo de Wainfield, Pero especialmente el trabajo de Pierbattisti (pág. 8), especialmente sus dos últimos párrafos, que cito.
“La fuerza social de la que goza la ofensiva perfectamente coordinada del bloque de poder pone de relieve, al mismo tiempo, uno de los mayores obstáculos que debe enfrentarse para avanzar en la construcción de una sociedad más igualitaria: la crisis orgánica de la hegemonía neoliberal no tuvo su correlato en una fracción importante de la sociedad civil. El sentido común neoliberal, que independiza el destino personal de las condiciones sociales a partir de las cuales aquél se construye, goza de la salud que equivocadamente se pone en cuestión; y no sería tan paradójico pensar que se fue consolidando a medida que fue creciendo el mercado interno por medio del incremento del consumo masivo. Aquello que de forma laxa da en llamarse “clase media” gira en torno de ciertas expectativas de movilidad social ascendente, fuertemente individualizadas e individualizantes, donde se cristaliza de manera manifiesta la tesis que sostienen los investigadores franceses Christian Laval y Pierre Dardot en su brillante ensayo La nueva razón del mundo: la fuerza del neoliberalismo descansa en su acabada articulación con un proceso civilizatorio.
Por tal motivo, una de las principales batallas que determinará el curso de los acontecimientos se continúa librando en la esfera de la cultura, en la fuerza social que se construya para enfrentar la determinación material y moral del bloque de poder para torcer la direccionalidad política cristalizada en el gobierno del Estado y en la legitimidad social que continúa girando en torno del centro de gravedad que atraviesa a la confrontación que se abrió desde mayo de 2003 hasta la fecha: el Estado debe intervenir en los procesos económicos, teniendo como objetivo construir niveles de igualación social cada vez más ambiciosos y elevados o, por el contrario, debe ser el funcionamiento del mercado, despojado de toda intervención y regulación, el que asigne y distribuya el excedente social. Lo que está en juego no es el retorno al 2001, sino la resolución de la crisis orgánica que allí se produjo.
Coincide con tus reflexiones, y con mi incógnita. ¿Somos lo que somos?. ¿Cuántos somos?. ¿Pesamos como motor cultural de los cambios?. ¿Lo sabe el enemigo declarado?. No digo los patios de la Rosada colmados cuando la Jefa publica una decisión. Seguro que si la semana que viene tenemos Junta Nacional de Granos se van a llenar. Pero ¿se puede tomar esa medida si antes no se acumula y exhibe lo que se tiene de “fuerza social”?.
Los diputados firmaron un documento. Bien. Los gobernadores también balbucean algo. Nosotros estamos ausentes. Yo propongo que en lugar de putear en los foros examinemos e incentivemos la capacidad de movilización para descubrir, exhibir, y sancionar con el repudio a los poderes y a los poderosos que se exhiben obscenamente. La presencia masiva, orgánica e inorgánica, silenciosa pero claramente identificada en sus peticiones y repudios, frente a las exportadoras, las organizaciones agropecuarias, las corporaciones industriales, sus personajes directivos - hoy caras visibles en el discurso y en los hechos - los bancos extranjeros y nacionales, y todo el que conspira y da por descontado, y tiene, el apoyo del silencio o la conveniencia del sentido común individualista y egoísta impuesto por ellos mismos. Presencia multitudinaria, silenciosa, pacífica, sin un solo daño, sin una sola agresión y sin amenazas, pero confirmando dónde está el pueblo, cuánto de pueblo hay involucrado, y a quienes deberán enfrentar. Debemos hacerlo para saber si somos lo que decimos ser. Porque si no, no seremos nada.
Eso creo, para empezar.
Juan Carlos

SON MUY PELIGROSOS

    Mientras estos personajes fanfarrones, patéticos y cobardes se disfrazan para jugar a la guerra y a los soldaditos, creen que todo es co...