jueves, 29 de agosto de 2013

Ley de Medios y la Corte Suprema


Soy muy escéptico sobre la Audiencia Pública convocada por la Corte Suprema, considero que es una puesta en escena de la mayoría de los Cortesanos, dado que ya han resuelto en favor de Clarín y en contra de que el Estado pueda legislar en contra de los monopolios, como en otros países (EE.UU). La Audiencia Pública convocada por la Corte Suprema, es una pantomima para justificar y ampararse ante la “ciudadanía” del fallo en contra de los artículos en litigio de la Ley, que además contaran con el amparo de los medios concentrados opositores.  Esto no será un fallo en contra de un Gobierno, que en dos años termina y que después se verá – en elecciones - quien sigue, sino es en contra del Estado y a favor de los monopolios.  Los políticos, que no son socios o representan al monopolio, deberían estar a favor de la aplicación de la ley, dado que les otorga independencia y no podrán ser presionados como lo fueron hasta ahora (con algunas tapas pueden sacar o poner presidentes). No se puede ser dependiente del humor o intereses económicos de un medio de comunicación (Medios). Aquí no está en juego la libertad de prensa, sino la libertad de empresa, en la pluralidad y diversidad está la libertad de prensa y no en la concentración. La Corte Suprema no puede decidir en contra de los otros dos poderes que fueron electos por el voto popular, sino que se sometan al mismo régimen que ellos y no que conserven sus privilegios hereditarios. Es evidente que hay una seria intromisión de la Corte Suprema en las decisiones de gobierno y sobre todo sobre leyes presentadas y votadas por el Poder Ejecutivo y Legislativo.

Daniel Fernández
29 de agosto de 2013

1 comentario:

Anónimo dijo...

Coincido que la audiencia es una pantomima. No estoy tan seguro de cómo va a ser el fallo tal vez porque no quiero pensarlo mucho hoy (ya lo pensé demasiado), aunque algunos imaginamos algo repartido. Todo puede ser. Esa es una parte de la realidad. Pero pasé por la plaza, con el humor caído que me había producido ver el vallado desmedido que habían puesto los cortesanos, se pasó viendo lo que era la plaza: una fiesta, y me recordó las noches de cuando se votó la Ley, lo sorprendido que estuve por esa diversidad y entusiasmo, por los colores y los calores, la vehemencia sana, el impulso artístico de cada grupo, las caras conocidas que da gusto ver. Y hoy volví a pensar lo de aquella noche: nada puede ser igual pase lo que pase. La corte puede fallar en contra, pero esto ya no va a ser igual para el pueblo. Muchos, pero muchos, no se van a olvidar que Clarín miente, que al leer los zócalos en muchos canales hay que hacer la sencilla crítica de que no dicen lo que pasa sino lo que quieren que pase. Que los diarios ya no son sólo eso sino socios de otros emprendimientos poderosos que tratan de que nada cambie para seguir mandando y formando imbéciles con su discurso. Eso es la década ganada. Y en este caso es mas de una, casi dos décadas y decenas de proyectos que existieron y que algún día serán ley vigente, tarde o temprano, porque lo que ha cambiado frente a estos poderes es la gente que antes los tenía por confiables y les creía.
Hoy la plaza es una fiesta. Y la fiesta seguirá si podemos, como en el caso de esta poderosa movida que tanto eco encontró, provocar el despertar de la conciencia, y no entregar banderas. Esta no se entregó, hoy no regirá la ley, pero está escrita en cada cabeza. Y será cuando deba ser. Pero los monopolios mediáticos no volverán a ser dueños y señores del sentido común.
Un abrazo
Juan Carlos.

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