La Reforma Laboral puede darse, con
una nueva ley global, por varias leyes o de hecho, como está ocurriendo en
varios gremios, que han modificando sus Convención Colectiva de Trabajo o
firmando acuerdos de partes, siempre perjudiciales a los trabajadores. Pero los
únicos que pueden ponerle un freno o hacer que se concrete este objetivo del
Gobierno y Empresarios, son los gremios y sus dirigentes.
Este Gobierno de CEOs, por lo
tanto pro empresarial, intentara por todos los medios efectivizar la reforma
laboral, ya hemos visto que por más resistencia, toma de fabrica, marchas y
reclamos, el trabajador sólo no puede ponerle freno, es la organización que lo
acoge la que debe salir en defensa de sus trabajadores y es la CGT en su
conjunto la que debe hacer escuchar su rechazo, y no quedarse en un simple comunicado
o movilización, sino con un plan de lucha.
Para el trabajador no solo existe
el ahogo salarial, con el aumento de la canasta básica y el aumento desproporcionado
de los servicios que ya los ha golpeado en la línea de flotación, si no que con
los despidos y cierres les metieron miedo. Además muchos dirigentes han firmado
paritarias a la baja, como lo pide el Gobierno y el FMI, sin ninguna clausula
de ajuste. Una vez más los trabajadores son los que van a pagar el ajuste.
Si no se está dispuesto a
defender las conquistas, estas nos serán arrebatadas. Parecería que sólo se
sabe reclamar, exigir y conquistar derechos con gobiernos afines a los
trabajadores, ahora cuando hay que pelearla, ciertos dirigentes – los oficialistas
de siempre -rápidamente entregan las conquistas.
Los oficialistas de siempre, los “colaboracionistas”
o los “participacionistas” de antes, siempre los encontramos del lado donde
calienta el sol. Mientras el Gobierno, los enemigos de la clase trabajadora y
cada editorial o artículo periodístico hablan de que no existe en el país gente
tan corrompida con algunos dirigentes sindicales, cuesta creerlo, pero con su
comportamiento nos demuestran que los hay, aunque son minoría, pero esos
perjudican al conjunto de los trabajadores mientras ellos se dan la buena vida.
Quizás haya más corruptos en el Gobierno y entre los empresarios (como se está
viendo) que en las filas de los dirigentes sindicales, pero los dirigentes
sindicales llegan por los trabajadores, para defender sus derechos y conquistas
y no para entregarlos en beneficio propio.
Solo basta ver a esos dirigentes
que rivalizan en el lujo insolente de sus automóviles y el tamaño de sus casas de
fin de semana o veraniegas, que se van de vacaciones a lugares exóticos, se
muestran siempre vestidos con ropa de primera marca o importada y gastan
fortunas en fichas de casinos, ya han perdido todo recato. Mientras sus trabajadores
comen, visten y sobreviven como puede. Son una ofensa para los trabajadores y
una satisfacción que les dan a los enemigos de la clase trabajadora. Pero es
una suerte encontrarlos juntos – dirigentes ricos que nunca pudieron unirse para
defender a trabajadores pobres – funcionarios y empresarios, separados de la
clase obrera, porque eso ha comenzado a ocurrir. Que se queden ellos con sus
riquezas, sus automóviles lujosos, sus mansiones y sus juramentos mentirosos y
esperemos que una ráfaga de decencia arranque a esos dirigentes de la comodidad
de sus sillones y de sus representaciones traicionadas.
Confiemos en la unidad de los
dirigentes sindicales y sociales que honran su cargo, su vocación y su mandato,
que saben de la lucha y la necesidad de los trabajadores, que no han perdido su
esencia ni han olvidado de donde provienen, para que le pongan un freno a este
gobierno en sus política de exigirle a los trabajadores y marginados todo el
esfuerzo y sacrificio, para sólo beneficiar a una clase social que los odia y
los concibe como esclavos. Nuestra historia estuvo marcada por los que luchan y
los “colaboracionistas”, sólo hay que saber en qué lado se para cada uno. La
clase obrera honra y recuerda sólo a los luchadores y los acompaña.
Daniel Fernández
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