martes, 14 de septiembre de 2010

EL DEVALUADO OFICIO DE LECTOR

EL DEVALUADO OFICIO DE LECTOR
Por Edgardo Chini

Durante mi experiencia docente, en la cual mi rol al frente del aula, estaba destinada a pensar los medios de comunicación; uno de los puntos disparadores que utilizaba para generar inquietudes y debate entre los asistentes, era el análisis de los distintos discursos que utilizaban los principales diarios del país.
También avanzábamos sobre productos radiales y televisivos, pero todavía eran tiempos donde el recurso de las computadoras era escaso y la palabra Internet (siempre me sorprende con la tozudez que decide ser escrita en mayúscula cada vez que la tipeo), recién empezaba a hacerse familiar en nuestro vocabulario cotidiano.
Además, los medios con los que contábamos en una escuela del estado de la Provincia de Buenos Aires, destinada a la educación para adultos con orientación hacia la comunicación, eran extremadamente escasos.
Recuerdo que llevaba a las aulas los diarios del día domingo marcados con bolígrafos de distintos colores que me permitían marcar párrafos y hacer citas.
El punto central del trabajo estaba orientado a que juntos pensáramos el relato periodístico, que obviamente también abordábamos desde la teoría, a través de distintas bibliografías.
Aún hoy puedo repetir de memoria, una de las definiciones de lo que se denomina noticia: hecho verdadero, inédito o actual, de interés general, que se comunica a un público que pueda considerarse masivo, una vez que ha sido recogido, interpretado y valorado por los sujetos promotores que controlan el medio utilizado para la difusión.
De ahí en más todo nos remitía a discutir sobre la objetividad. Palabra que es esencia, conflicto, seducción y disputa en el continuo ejercicio de la profesión (u oficio) periodística.
En este sentido, nunca me he llevado bien con eso de ser periodista. Siempre he preferido decir: trabajo de periodista. Y esta distinción, la entiendo como una profunda diferencia que va mucho más allá de lo enunciativo y que incluso supera lo conceptual.
Como sea, en aquellos tiempos de marcación de diarios, ejercíamos un bello, apasionante y laborioso desafío intelectual de desarme de textos, que puestos en referencia y contradicción con las empresas gráficas que le hacían de soporte y contrastados con otros elementos como las constituciones societarias de cada empresa -entre otras referencias-; nos permitía al mejor estilo Sherlock Holmes: inferir intereses, deducir motivaciones, establecer vínculos, construir sumisiones, descubrir bajezas, resaltar hipocresías, asociar omisiones, entre una larga lista de extremadamente placenteras actividades, de lúdicos abordajes lingüísticos.
Y así también por supuesto disfrutar de la ruidosa y olorosa acción que produce el ejercer el desenmascaramiento del tan mentado periodismo independiente.
Pero ahora ya no, ahora todo se ha vuelto lastimosamente obsceno. Por lo que nunca les voy a perdonar a mis compañeros de actividad, haberme robado la satisfacción de ponerlos a descubierto ante cientos de alumnos a los que intente enseñarles a leer entrelíneas.
Hace un largo rato que no me doy una vuelta por los claustros en rol de educador, pero tengo claro que de volver a hacerlo, debería procurar diseñar otro programa de enseñanza.
Por estas horas está claro que además de chorrearse tinta, se chorrean miserias, mezquindades y subestimaciones de intelecto que obviamente producen escasez informativa y ausencia de profundización de ideas trascendentes.
Y todo ello, además de vivirse como una violenta falta de respeto a nuestra capacidad de comprensión y discernimiento; carece del atractivo mínimo que debe provocarnos toda lectura.

OBSCENO, PORNOGRÁFICO Y PROSTITUTO

OBSCENO, PORNOGRÁFICO Y PROSTITUTO
Por Edgardo Chini

“Que la chupen, que la sigan mamando” dijo el Dios de la Nº 5. Y el mundo mediático estalló, dando rienda suelta a su histérica concepción de la moral. La condena se basó en el uso inapropiado de palabras que grafican semejante acción sexual en una metáfora con poética pornográfica, elegida por el DT de la selección argentina de fútbol, para referirse principalmente, a la corporación periodística deportiva.
Y a partir de allí, todo pareció convertirse en otra cosa.
Los comentaristas futboleros especialistas en hablar con los resultados puestos y el diario de lunes bajo el brazo, se ofendieron en lo profundo de su ser ante el uso de semejante “imagen de obscenidad”.
Todo inmerso en la creciente similitud actual, entre las coberturas deportivas y las de espectáculos, donde el uso del chimento y la difamación personal son herramientas usadas como principal recurso informativo. Mientras poco y nada se habla de la recurrente puesta de espalda, a la que aceptan ser sometidos los profesionales de la opinión de saliva barata. Hombres y mujeres que ofrecen su semanal panquequeada de pensamientos, mientras exhiben su accionar veleta, siempre acorde a un rápido acomodamiento de sus trastes hacia donde el sol mejor los calienta. Mientras con aires de representatividad ciudadana, se arrogan aquello de ‘hacerse eco de lo que la gente piensa’.
Nada de todo esto habilita sin embargo, la liviana utilización de palabras que al salirse de lo específicamente sexual, siendo pronunciadas en el contexto inadecuado; se convierten en lascivas. Expresiones, que por cierto, formaron parte de una hábil gambeta, esta vez fuera del campo de juego, con la que el ex número 10, evito cargar las tintas, sobre el tema hacia el que esencialmente debería enfocar sus apreciaciones: el funcionamiento futbolístico del equipo que dirige técnica y sobre todo tácticamente. Actividad donde en verdad radica su actual falencia, ya que ha sido notoria la larga lista de pifiadas que ha producido en la realización del trabajo para el cual se le paga.
Al mismo tiempo, la desfachatez crece hasta límites insospechados, cuando la FIFA (entidad que perdió la vergüenza y la dignidad hace ya demasiado tiempo), evalúa sancionar al mayor hacedor de alegrías populares de estas pampas, mientras nuestra querida AFA planifica la defensa, circunscribiendo todo a ‘exabruptos inmersos en una emoción violenta’.
Sin embargo, toda esta situación podría ayudarnos a entender cuanto de hipócritas, egoístas, mezquinos y miserables, nos habita en muchas de las acciones diarias que producimos socialmente.
Porque, ¿no estamos exigiendo que nos la sigan mamando los sectores de menos recursos, cuando no pagamos nuestros impuestos? Principalmente cuando se trata de objetos de lujo, como piscinas, yates o propiedades sin declarar que no utilizamos como vivienda.
¿No nos estamos cagando en el prójimo, cuando aceleramos nuestros autos en las esquinas donde niños esperan hacer uso de su paso peatonal, o cuando nunca nos detenemos en las puertas de las escuelas, sabiendo de lo caótico que es a veces, la entrada y salida de alumnos?
¿No estamos mandando a que nos la chupen todos nuestros vecinos, cuando sacamos nuestra basura a la calle fuera de los horarios estipulados y hasta en días de tormenta, con el peligro cierto de aumentar las posibilidades de provocar la eclosión de nuestros de por sí ineficientes sistemas de desagüe?
Y sigue la lista.
¿Qué nos sorprende entonces, cuando algunos de nuestros dirigentes (que no son marcianos, ni fueron paridos por un repollo), malversan fondos públicos destinados a cubrir necesidades sociales o de desarrollo para el país en su conjunto, haciendo que ese dinero vaya finalmente a engordar bolsillos particulares?
Pero tampoco vale aquí, aquello de ‘esto solo pasa en la Argentina’. El mundo esta lleno de imbéciles, corruptos e irresponsables.
Así que también es hora que abandonemos esa especie de narcisismo negativo con el cual solemos regodearnos.

jueves, 9 de septiembre de 2010

LA CLASE MEDIA

Referente a un comentario de Ricardo Rouvier sobre la clase media:

"La clase media es antiobrera, antiperonista, le huye al conflicto y tiene una cuestión cultural con el kirchnerismo"

Creo que en muy pocas palabras Ricardo Ruvier hace un acertado análisis de nuestra clase media. A pesar de haber nacido y desarrollado de las entrañas de la clase obrera, en los años que gobernó el General Perón, siguen renegando de su origen. Muchos de sus padres o abuelos fueron obreros o simples empelados, que con Perón pudieron enviar a sus hijos a la universidad a estudiar, cosa que no ocurría anteriormente, porque no existían los derechos laborarles ni facilidades para estudiar en las universidades públicas.
Aunque muchos no lo quieran ver, hay una similitud entre los opositores de este gobierno y los de Juan D. Perón: la Iglesia, La Sociedad Rural (mal llamado El Campo), ciertos medios de comunicación muy influyentes y de alta penetración que están en línea con las clases altas y medias, izquierda y derecha política unidas, las clase altas y media de la sociedad (a pesar de ser beneficiados por este proceso, principalmente si se compara con los años 2000 al 2003). Incluso las criticas son similares. Autoritario, dictadura ( a pesar de ser elegido democráticamente), corruptos, intolerantes, violentos, personajes nefastos, etc. Generalmente son más de forma o método que de fondo. Si leemos algunos diarios de esa época, no encontraríamos muchas diferencias ideológicas o posturas con algunos de ahora.
Lo real es que este gobierno tiene aciertos y desaciertos, cosas que se hacen bien y otras mal, lo que ocurre que el odio es muy fuerte y no permite un análisis objetivo. Las criticas son despiadadas y las defensas acérrimas (similar a lo que ocurrió en la época de Perón). Un peronista era incapaz de reconocer un probable error de Perón si era atacado con argumentos “gorilas”. En cambio en una charla amena y objetiva, podía reconocer – a título de confesión – sus desacuerdos con algunas medidas. Pero el tiempo también hizo que muchos “contreras” reconocieran a Perón como estadista y muchas de sus realizaciones, e incluso ahora casi nadie discute a Evita y muchos la reconocen como una gran mujer y de fuertes ideales, cuando antes se sintieron aliviados con su muerte – viva el cáncer – escribieron en las paredes. El tiempo da otra perspectiva y mucho más cuando mitiga el odio, además cuando se puede hacer comparaciones con distintos procesos.
Mucho de esto tiene que ver la postura ideológica y social en que se encuentra aquel que critica.
El gobierno recibió durante el incremento de la popularidad un acompañamiento más por el mejoramiento socioeconómico – mientras este duró – que por una afinidad ideológica con la traza de sus reformas. Algunas, de las cuales, es indiscutible que son muy importantes y tendrán registro histórico.
Por lo general el que más tiene es el que más se resiste a dar, siempre encuentra excusas o argumentos para no hacerlo. Critica cuando se le da algún beneficio a los que menos tienen, pero si él mismo los alcanza a ellos, no dicen nada. Si los que más tienen no se advienen a dar algo, no cambiaran para nada los problemas sociales de fondo. La distribución de la riqueza e igualdad de oportunidades es fundamental para vivir en un país más justo y seguro. La inseguridad – que ocupa y preocupa - esta ligado a lo social, si no se soluciona una cosa difícilmente se solucione la otra.
Como lo exprese en otros escritos, nuestra sociedad tiene actitudes egoísta e individualistas, reclama que las obligaciones, compromisos e incluso las leyes se apliquen, pero en la primera oportunidad que tienen, la violan o buscan cualquier artilugio para no cumplirlas. En definitiva quieren que se las apliquen a los demás, menos a ellos.
Nada cambiara si primero no cambiamos nosotros. Los políticos y los gobiernos son un espejo de esta sociedad.


Héctor Daniel Fernández
Septiembre de 2010

Milei y “la solución final al problema de los jubilados”

Los jerarcas nazis Reinhard Heydrich y Otto Adolf Eichmann, entre otros, llevaron a cabo la "solución final al problema judío”, con act...